La Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), instancia que representa a la cúpula católica venezolana, emitió un comunicado ultrarreaccionario diciendo que le preocupa el creciente espíritu antirreligioso diseminado por el pensamiento marxista.
La CEV participó activamente en el golpe de Estado de 2002 en Venezuela, y algunos de sus voceros se solidarizaron recientemente con la instauración de una dictadura en Honduras.
La jerarquía católica venezolana, fervientemente procapitalista, no pierde ocasión para arremeter contra el pensamiento socialista en general, y particularmente contra el marxismo.
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