Guía para marines

Como un aporte al sano rescate de la libertad de nuestro país, pero muy especialmente como gesto de cordialidad hacia sus excelentes amigos de la Casa Blanca, que, como nunca nos han invadido, seguramente no tienen ni idea de dónde quedan las cosas en nuestro país, la Coordinadora Democrática tiene a bien presentar el siguiente Instructivo para el correcto desempeño de los marines norteamericanos durante la invasión prevista para derrocar al régimen chavista.


PRIMERO: Los muchachos (así les decimos nosotros por cariño) deberán procurar que los misiles caigan en cualquier parte del país, menos en las urbanizaciones del este de la capital. Para lograr esto solamente bastará con detectar mediante sus maravillosos satélites espías las quintas que más se asemejen a las mansiones de lujo de USA, en particular aquellas que tengan piscinas de más de cuatrocientos mil litros, y alrededor de las cuales se noten botellas de whisky de más de 18 años de maduración, llenas o vacías, eso no importa, así como los campos de golf que, al igual que ustedes, siempre les ponemos al lado.
SEGUNDO: Si van a lanzarlos sobre la ciudad durante la realización de alguna marcha, deberán tener en cuenta que solamente se pueden bombardear aquellas en las que no ondee de manera muy vistosa la bandera norteamericana cada veinte o treinta metros. Recuerden que, a diferencia de todas las demás marchas de protesta del mundo entero, las de la oposición venezolana son las únicas que cargan la bandera norteamericana no para quemarla sino para sentirse cool (aquí la maluquera de los chavistas dice que es para jalar bolas, pero no es así en todos los casos).
TERCERO: Una vez llegada la fase de invasión por tierra (ojalá pudiera ser con la 58va División de Caballería Aerotransportada, la que en vez de caballos tiene tanques, como esos que usaron en Irak y que a nosotros nos gustaron tanto), deberán cuidarse de no agredir la institución más importante de nuestra ciudad, que es el Sambil. Tampoco deberán cañonear el Centro San Ignacio ni la Plaza Altamira, ubicadas también en las pocas zonas decentes de Caracas, pero si no queda más remedio… denle. (Caracas es la capital de acá; es una urbe con un gran centro cultural en el este, llamado Las Mercedes, parecida un poco a Wisconsin, con el perdón por la comparación, pero más pequeña).
CUARTO: Cuidado con estropear a alguno de los buenos. Sabemos que a ustedes puede resultarles algo compleja esta tarea porque aquí no todos los buenos somos blancos, como es su caso. Lamentablemente aquí tuvimos una gente que de manera irresponsable llevó adelante un proceso independentista que permitió que se juntaran negros con blancos de la manera más impúdica y terminamos en una repugnante mezcolanza que todavía no hemos podido superar en algunos casos, como los muy complicados de Claudio Fermín y Albis Muñoz. Pero identificar a los malos no es difícil porque hieden mucho y tienen el aspecto miserable de la chusma, generalmente ataviados con franelas rojas que tienen en el centro al Che Guevara. La hembra de esta gentuza suele estar bien buena, pero solo provoca cuando se pasa para el bando de los buenos y aprende a bañarse y a comer con cubiertos, como nuestra querida Danielita Kosán. Los buenos nos identificamos fácilmente por la cantidad de celulares que cargamos (mínimo dos de última generación), por el modelo de Mercedes y por la forma chic de cargar la banderita de Venezuela, convertida en diseños de las más reconocidas firmas de la moda internacional. Generalmente se nos puede encontrar en los mejores centros comerciales del país, aun cuando casi siempre nos mantenemos descansando de esta feroz dictadura en Miami o en Nueva York, razón por la cual muchos de nosotros lamentablemente nos perderemos el maravilloso espectáculo de su llegada.
QUINTO: Una vez depuesta la dictadura, deberán colocar de inmediato en la Presidencia a cualquiera de los múltiples candidatos unitarios de la Coordinadora. Si pueden nombrar presidentes a varios de ellos a la vez, sería mucho mejor porque casi todos son un poquito malcriados y no les gusta nunca que los demás sean presidentes. Esto es muy importante para que no vaya a pasar lo de Irak, que se les olvidó este detallito (sabemos que sin intención) y vean el peo en que ahora están metidos.
SEXTO: Por favor, luego de nombrados los presidentes, saquen alguna proclama prohibiendo las elecciones en el país por lo menos durante los próximos cuarenta y nueve años, no vaya a ser que vuelvan a ganar los chavistas. Por nosotros no se preocupen que ya nosotros estamos hartos de elecciones; además de que nunca las ganamos son un enredo interminable a la hora de montar las trampas electorales con el CNE (y si pueden bombardear ese antro chavista, así como el Palacio de Miraflores, el Tribunal Supremo de Justicia, la Fiscalía, el Poder del Pueblo, la Asamblea Nacional, el canal ocho, la Radio Nacional, PDVSA, el INCE, la Plaza Bolívar, el Puente Llaguno, las alcaldías de Caracas y de Petare, el Fuerte Tiuna, la Contraloría General de la Nación, la Tesorería Nacional, el Seniat, la casa de Lina Ron, la Biblioteca Nacional, el Celarg, el Banco de la Mujer, la Academia Militar, el Teatro Teresa Carreño, los restaurantes donde come Juan Barreto, todos los ministerios, las escuelas bolivarianas, el Panteón Nacional, el Aeropuerto Internacional Simón Bolívar, la Universidad Bolivariana, los módulos de Barrio Adentro, los Mercal, el Instituto Nacional de Deportes, el set del programa Aló Presidente y todos los barrios del país, mucho mejor, pero cuidando siempre que no se dañen en lo más mínimo ni los canales privados ni los periódicos de nosotros).
Para mayor información, favor comunicarse con nosotros en el Punta Hamilton Aventino Steak House, que es nuestro puesto de comando.