La construcción de la noticia y la falsificación de la realidad por parte de la industria mediática al servicio del imperialismo yanqui y el sionismo israelita.
Dax Toscano
1. Corea del Norte e Irán en la mira del imperialismo yanqui y el sionismo israelita:
Vientos de guerra soplan en la Península de Corea, así como en Oriente Medio.
La República Popular Democrática de Corea, país que ha sufrido la agresión del imperialismo yanqui desde el fin de la Segunda Guerra Mundial en 1945 y del establecimiento de un régimen contrario a los intereses estadounidenses en el año de 1948, hoy es objeto, una vez más, de la provocación político, diplomática, mediática y militar de los EEUU, que con el pretexto del hundimiento supuestamente por parte de tropas norcoreanas del buque de guerra de Corea del Sur “Cheonan”, hoy quieren desatar un conflicto bélico contra esa nación. De igual manera, el imperialismo yanqui, esta vez en conjunción con el criminal Estado sionista de Israel, pretende lanzar un ataque militar contra la República Islámica de Irán con el propósito de devastar el país, para de esa manera sumirle en una situación de pobreza extrema, tal como lo han hecho con Afganistán e Irak, destruyendo sus principales industrias, a la vez que su maquinaria militar, para hacerle vulnerable a futuros ataques en caso de no lograr inmediatamente el objetivo de ocupar la nación islámica.
Aprovechándose del espectáculo del Mundial de Fútbol 2010 realizado en Sudáfrica, el imperialismo yanqui y el sionismo israelí, con el apoyo de otras potencias capitalistas, así como con la complicidad de la ONU, están llevando a cabo todo tipo de maniobras político, diplomáticas para justificar la agresión militar contra Corea e Irán.
Fidel Castro ha denunciado en sus últimas reflexiones las intenciones del gobierno imperial y sus secuaces sionistas, así como las mentiras tejidas alrededor de los hechos que se señalan como justificativos para llevar adelante las agresiones militares que están en camino.
Estos hechos están acompañados de una poderosa campaña mediática para justificar lo injustificable, por lo cual es necesario hacer un análisis de cómo falsimedia, como instrumento del imperialismo y el sionismo, maneja la información sobre estos y otros hechos con el objetivo de ir abonando el terrero para fabricar el consenso entre la población mundial frente a esta nueva agresión militar contra los pueblos y naciones que se oponen a su dominación.
2. La construcción interesada de la noticia pretende convertirse en la realidad misma:
Una noticia dice Jorge Valdés es “la comunicación imparcial y confiable de un acontecimiento, que contiene información oportuna y desconocida hasta el momento, y que genera el interés del destinatario”. [1]
José A. Benítez señala que “la noticia es un hecho verdadero, inédito y de interés colectivo entendiéndose por interés colectivo la objetivización de una necesidad o un deseo”.[2]
Las definiciones expuestas contienen equivocaciones profundas, desde todo punto de vista. Lamentablemente estos conceptos de lo que es una noticia son los que se repiten y asumen como válidos en las aulas universitarias, donde se forman los futuros periodistas o comunicadores sociales.
Lo primero que hay que señalar es que una noticia no puede ser la comunicación imparcial y confiable de un acontecimiento debido a que quien la elabora, quiéralo o no, responde a una concepción ideológica determinada que le hace ver el mundo precisamente desde esa óptica muy particular. Lo de que sea confiable depende de varios factores que muchas de las veces se basan en apreciaciones extremadamente subjetivas, que responden también a los parámetros que la propia industria mediática establece para juzgar que cosas o personas son en las que el público debe confiar. Por ejemplo, los medios siempre ponen énfasis en las informaciones provenientes de la cadena CNN, la cual aparece como un símbolo del periodismo, por lo que sus informaciones serían confiables. La realidad ha demostrado de sobra que no es así.
Vicente Romano dice:
Creer que las informaciones recibidas por medio de todas las instituciones y los medios que las transmiten responden a nuestros intereses tiene una influencia devastadora en nuestra vida. En vez de confiar en la enseñanza, tendríamos que examinarla. Hay que saber si los planificadores de la educación se defecan en nosotros, no basta con que ellos nos aseguren que no es así. Eso lo han asegurado a todas las generaciones, y se defecaron en todas estas. ¿Qué razón hay para que hagan una excepción con nosotros, a menos que la excepción la hagamos nosotros?[3]
Lo señalado por el comunicólogo español es válido para entender también como se maneja la información noticiosa y la actitud que la gente debería asumir frente a lo que proponen las industrias mediáticas.
El segundo elemento que hay que dejar claramente señalado, puesto que encierra un error garrafal desde el punto de vista filosófico, es que la noticia no es el hecho, sino la construcción que una persona especializada o un grupo periodístico hace respecto de un acontecimiento, de uno o varios hechos determinados para darlos a conocer al público, los cuales incluso, en muchas ocasiones han sido totalmente distorsionados, falsificados o, lo que es más grave, han sido el resultado solamente de la invención del periodista, de las industrias mediáticas o de los aparatos de propaganda de los detentadores del poder para justificar las acciones que luego han llevado adelante contra los pueblos en el mundo entero.
Los ejemplos sobre esto sobran: la existencia de armas de destrucción masiva en Irak para justificar un ataque militar contra ese país, información que luego la propia CIA tuvo que negar, el falso rescate de la soldado Jessica Lynch, obra del aparato propaganda estadounidense, etc. Sin embargo, falsimedia ha dado a conocer al público estos hechos ficticios como que fueran reales.
Iñaki Gil de San Vicente dice:
Lo que entendemos como un “hecho” que ha sucedido en cualquier parte --un terremoto o el encarecimiento de los precios de la alimentación, por ejemplo--, es transformado de tal forma que al final aparece como “noticia” sólo tras ser convenientemente “trabajado” por la industria mediática. Ya se ha criticado de sobra esta dinámica como para repetirla aquí. Ahora nos interesa destacar que esa “noticia” es presentada dentro de un mensaje general que refuerza la ideología dominante, que impide cualquier posibilidad de concienciación revolucionaria o de reflexión crítica, aislando la “noticia” del contexto sociohistórico, etc. Según las necesidades del negocio político-mediático, la “noticia” será presentada de forma sensacionalista, macabra, sensiblera y emotiva, intimidatorio y cargada de resonancias catastrofistas, o con pretensiones de cientificidad neutra y aséptica, incluso hasta progresista. Son los intereses económicos y políticos de cada industria concreta los que determinan cómo se ha de vender la “noticia”, cómo se presenta, dónde se coloca para llamar la atención o para que pase desapercibida para la mayoría de la gente si es que no hay más remedio que sacarla al aire o al papel.[4]
El tercer elemento tiene que ver con otra de las características que los autores dan a la noticia que es el interés colectivo que se presume representa la información que se transmite o se da a conocer al público. Lo que se deja de lado es el hecho de que lo que se convierte en “interés” del colectivo es lo que constantemente los medios transmiten y que lo hacen ver como algo fundamental y necesario para conocimiento de las personas, cuando en realidad muchas de las cosas expuestas no tienen ninguna trascendencia para el desarrollo de los pueblos, ni son vitales para su existencia. La presentación de noticias basuras por parte de falsimedia es un claro ejemplo de ello. De igual manera, en el momento de seleccionar las informaciones noticiosas quienes controlan la industria mediática, priorizan lo que beneficia a determinados grupos de poder, espectacularizando ciertas cosas, mientras otras que son en verdad importantes para los colectivos son invisivilizadas, ocultadas.
Un cuarto elemento que es necesario comprender cuando se hace referencia a la noticia, es el interés económico que la industria mediática tiene respecto a la necesidad de publicar determinadas informaciones noticiosas que le permitan obtener ganancias debido a la expectativa que generan en el público, aumentando de esa manera el rating de sintonía en el caso de la radio y la televisión y la venta de periódicos en el caso de la prensa, obteniendo a su vez el desembolso económico de las empresas que publicitan sus productos a través de los medios.
Hay además que señalar que muchos hechos se convierten en “noticia” debido a los vínculos estrechos que existen entre los personajes que forman parte de los círculos de poder y la industria mediática, la misma que no escatima absolutamente nada para presentar a quienes de una u otra manera sustentan económicamente a esa industria.
Iñaki Gil de San Vicente dice:
El medio selecciona su oferta en base a un criterio elemental: asegurar su continuidad como negocio, como empresa. Ningún periódico, revista, radio, televisión, etc., puede sobrevivir largo tiempo con pérdidas, cayendo en ventas, ingresando menos dinero que el que gasta en la producción de las “noticias”. Si ingresa menos dinero, más temprano que tarde caerá en bancarrota. Tiene varios recursos para evitarlo: aumentar la explotación de sus trabajadores, desde los periodistas fijos hasta los precarizados pasando por el resto; aumentar los anuncios y la propaganda; reducir la calidad del papel y de los gastos de impresión; pedir ayuda a las instituciones; pedir préstamos; fusionarse con otros medios para abaratar costos, hacer promociones y ofertas especiales para aumentar las ventas, etc. [5]
Es importante señalar además como las y los periodistas trabajan bajo formatos previamente establecidos y normas de construcción de la información que tienen las siguientes consecuencias: a) la imposibilidad del periodista de actuar críticamente frente a la realidad en la que se halla inmerso y b) la inexistencia de una praxis creativa, convirtiéndose en un vulgar imitador o repetidor de lo que otros previamente ya han elaborado, lo cual a su vez tiene que ver con la falta de investigación científica en el campo del periodismo.
La falta de creatividad se expresa en el hecho de que los periodistas muchas veces se limitan a “reflejar” mecánicamente lo que ven y escuchan o creen que ven y escuchan, sin establecer una interrelación entre diversos hechos, sin descubrir las contradicciones de las cosas. En otros casos, como se ha señalado, solamente se limitan a expresar las ideas que tiene en su cabeza sin tomar en cuenta en absoluto lo que efectivamente sucede en la realidad. Dice Adolfo Sánchez Vásquez al referirse a la praxis imitativa o reiterativa que “[c]omo en la metafísica platónica, también aquí lo determinante es el modelo; lo real sólo justifica su derecho a existir por su adecuación a lo ideal”.[6]
La falta de creatividad también se hace evidente en que el trabajo periodístico, al igual que el trabajo que realiza el obrero en la fábrica, es un trabajo alienado, enajenado, mecánico por excelencia debido a que los parámetros sobre los cuáles realiza su actividad la o el periodista están establecidos de antemano, por lo cual debe acudir para obtener la información que “necesita” para transmitir al público siempre a los mismos lugares, a las mismas fuentes, a los mismos personajes.
Así cocina falsimedia la noticia.
3. El doble rasero de la propaganda y la industria mediática al servicio del imperialismo y el sionismo:
Históricamente los detentadores del poder y sus ideólogos han considerado a la mentira como un instrumento necesario para mantener su dominación. Platón defendió la mentira piadosa para facilitar al gobernante su tarea y obtener la obediencia de las personas frente a las leyes, puesto que no se podía gobernar solo por medio del uso de la fuerza. En la época del nazismo, Joseph Goebbels, ministro de Propaganda de Hitler, utilizó la mentira para lograr que la ciudadanía alemana creyera en el discurso racista, guerrerista y criminal que el führer y sus partidarios profesaban. “Miente, miente, miente que algo quedará, mientras más grande sea una mentira más gente la creerá”, decía Goebbels.
El imperialismo yanqui y el sionismo israelita también han hecho uso de la mentira permanentemente, para así sustentar su dominación y llevar adelante los crímenes que han cometido contra la humanidad. Estos sistemas políticos, económicos y militares han sido levantados sobre la mentira y se sustentan en ella.
No es el espacio para señalar cada una de las mentiras que han pretendido convertir en verdades el imperialismo y el sionismo. No obstante, es necesario que se conozcan algunas de esas mentiras sobre las que se levantan con el propósito de desmitificar la visión benevolente que ellos han construido sobre sí mismos.
Por ejemplo, EEUU, que constantemente dice ser defensor de la democracia y la libertad, surge como una poderosa nación oponiéndose a la democracia como sistema de gobierno de la mayoría sobre la minoría. Los padres fundadores de la Unión fueron enemigos de la democracia y del poder directo ejercido por el pueblo que, en palabras de Alexander Hamilton, ha sido considerado como la “Gran Bestia” que necesita de una élite de iluminados para que los represente.
De igual manera, EEUU para llevar adelante su política expansionista, sobre todo cuando llega a la etapa imperialista, ha utilizado la mentira y el engaño para intervenir militarmente en otros países, arrebatarles sus recursos, cercenar territorios con el pretexto de proteger los intereses de los ciudadanos estadounidenses, ocultando que se trata en realidad de los intereses de una minoría rica y de un aparato militar que necesita de esas guerras para existir. Basta señalar las mentiras esgrimidas para intervenir en los asuntos internos de Cuba a finales del siglo XIX, así como contra México, país al que despojó de la mitad de su territorio. En el siglo XX y XXI las mentiras del gobierno imperial han continuado, esta vez para lanzar sus “zarpazos preventivos” contra Afganistán e Irak en la época de W. Bush y ahora, bajo el mandato de Barack Obama, contra Irán y Corea del Norte.
Israel, al igual que su socio criminal, también ha basado su existencia y dominación, principalmente sobre el pueblo palestino, en la falsificación de la realidad.
Varios historiadores israelíes como Shlomo Sand, Benny Morris o Ilan Pappe, han cuestionado los mitos sobre los que el sionismo ha pretendido levantar su Estado. Autores como Roger Garaudy (Mitos Fundacionales del Estado de Israel) o Ralph Schoenman (Historia oculta del sionismo), no sólo que cuestionan las mentiras oficiales sobre el origen y constitución posterior del Estado de Israel, sino también la falsificación de datos y hechos históricos acaecidos durante la Segunda Guerra Mundial, así como el ocultamiento de los crímenes cometidos por el sionismo para acabar con el pueblo palestino.
El problema en el caso del Estado de Israel radica en el hecho de que cualquier crítica que se dirija contra el sionismo es vista como antisemitismo.
Garaudy explica como la falsificación de hechos y la tergiversación histórica de lo sucedido durante la Segunda Guerra Mundial contra millones de judíos, ha servido como un elemento para que el sionismo se imagine a sí mismo permanentemente como “víctima”, que necesita ser comprendida, pero jamás atacada o cuestionada.
El lobby sionista juega un rol fundamental en esto, debido al poder que tiene sobre la política y la economía en el mundo capitalista, principalmente en EEUU, así como por el control que tiene sobre grandes corporaciones mediáticas que le han posibilitado difundir una imagen de “pueblo atormentado” por los crueles terroristas que buscan destruirlos.
Manuel Freytas en un artículo titulado “El poder oculto: de donde nace la impunidad de Israel” señala que:
Los directivos y accionistas de las primeras treinta megaempresas trasnacionales y bancos (las más grandes del mundo) que cotizan en el índice Dow Jones de Wall Street, son mayoritariamente de origen judío.
Megacorporaciones del capitalismo sin fronteras como Wal-Mart Stores, Walt Disney, Microsoft, Pfizer Inc, General Motors, Hewlett Packard, Home Depot, Honeywell, IBM, Intel Corporation, Johnson & Johnson, JP Morgan Chase, American International Group, American Express, AT&T, Boeing Co (armamentista), Caterpillar, Citigroup, Coca Cola, Dupont, Exxon Mobil (petrolera), General Electric, McDonalds, Merck & Co, Procter & Gamble, United Technologies, Verizon, son controladas y/o gerenciadas por capitales y personas de origen judío.
De igual manera Freytas explica el control que el sionismo mantiene sobre los medios de comunicación:
Las tres principales cadenas televisivas de EEUU (CNN, ABC, NBC y Fox), los tres principales diarios (The Wall Street Journal, The New York Times y The Washington Post) están controlados y gerenciados (a través de paquetes accionarios o de familias) por grupos del lobby judío, principalmente neoyorquino.
Asimismo como las tres más influyentes revistas (Newsweek, Time y The New Yorker), y consorcios hegemónicos de Internet como Time-Warner (fusionado con América on Line) o Yahoo, están controlados por gerenciamiento y capital judío que opera a nivel de redes y conglomerados entrelazados con otras empresas.
Colosos del cine de Hollywood y del espectáculo como The Walt Disney Company, Warner Brothers, Columbia Pictures, Paramount, 20th Century Fox, entre otros, forman parte de esta red interactiva del capital sionista imperialista.[7]
El periodista belga Michael Collon, en un libro de reciente publicación, a través de varias entrevistas realizadas a personalidades como Noam Chomsky, Samir Amin, Michel Warschawski, entre otros, señala algunos de los mitos que el sionismo quiere ocultar.
El sionismo señala que Israel se creó como reacción a la masacre de judíos entre 1940 y 1945, lo cual encubre que realmente se trató desde su origen de un proyecto colonial de nuevo tipo previsto en el Congreso Sionista de 1897 con el objetivo de colonizar Palestina, con el respaldo fundamentalmente del imperio británico. La violencia contra el pueblo palestino ha sido permanente. Como señalan los historiadores Illan Pape y Benny Morris, los palestinos fueron expulsados por medio de la violencia sistemática ejercida contra ellos por los colonos judíos.
Para llevar adelante su proyecto colonizador los sionistas también levantaron el mito de que Palestina era un territorio que se encontraba vacío y que sus tierras estaban desérticas. “Una tierra sin pueblo, para un pueblo sin tierra” es el argumento falso que esgrimieron para justificar el proceso colonizador.
Ralph Schoenman dice:
Al final del siglo XIX había en Palestina mil pueblos o aldeas. Jerusalén, Haifa, Gaza, Yaffa, Nablús, Acre, Jericó, Ramle, Hebrón y Nazaret eran ciudades florecientes. Las colinas estaban laboriosamente abancaladas. Canales de riego surcaban todo el territorio. Los jardines de limoneros, los olivares y los cereales de Palestina eran conocidos en todo el mundo. El comercio, el artesanado, la industria textil, la construcción y la producción agrícola eran prósperas.[8]
Otro mito es el de verse como el pueblo que regresa a la tierra que les arrebataron los romanos en los años 70 D.C., cuando en realidad el grueso de la población quedó allí, por lo que los descendientes verdaderos de esa gente son los palestinos.
Collon señala que no se puede hablar de un “pueblo judío” como tal, con identidad, una misma cultura, una misma historia o una misma lengua, puesto que lo único que comparten en realidad es una misma religión.
Al igual que EEUU, Israel se imagina a sí mismo como un régimen democrático, el único existente en Medio Oriente. Collón por el contrario explica que Israel no es un Estado de derecho, puesto que en su constitución no se fijan sus límites territoriales, que es un proyecto de expansión que no tiene límites, documento además que es racista al proclamar solamente un Estado de judíos, que desprecia a los otros.
El periodista belga desenmascara además la conducta cínica de Europa, puesto que es su industria militar la que abastece en gran medida de armamento a Israel, a la vez que colabora con el desarrollo de su aparato industrial militar.
Por otro lado, la propaganda del imperialismo yanqui y del sionismo utiliza la mentira para construir una imagen negativa de sus adversarios, para invisibilizar su existencia, tergiversar su historia, denigrar su cultura y de esa manera ellos presentarse como los portadores de la razón, del pensamiento, en suma, de la civilización y la democracia.
En el caso de Corea del Norte, no se hace referencia al intervencionismo militar gringo en la península una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial, cuando EEUU se apoderó de la parte sur de ese territorio, estableciendo un régimen títere, servil a sus intereses. De igual manera se oculta la presencia permanente de fuerzas militares estadounidenses desde ese momento histórico, hasta la presente fecha, pese a que la ONU había decidido que ninguna potencia podía establecer tropas en territorio de las dos Coreas. Asimismo, nada se dice de las constantes provocaciones a las que está sometida Corea del Norte en la zona fronteriza, por parte de soldados de EEUU y de Corea del Sur.
William Blum dice:
Después de la Segunda Guerra Mundial, los Estados Unidos suprimieron las organizaciones populares progresistas que habían sido aliadas durante la guerra, empleando a veces la fuerza bruta, a favor de los conservadores que habían colaborado con los japoneses. Como resultado, las mejores oportunidades de unificar el norte y el sur fueron abortadas. Esto condujo a una larga era de gobiernos corruptos, reaccionarios y despiadados en el sur, llenas de crímenes de guerra y a la intervención militar norteamericana de 1950-53 en la “Guerra de Corea”, que fue mucho más que el simple asunto de los coreanos del norte invadiendo a los del sur en un día particular, que es lo que se ha hecho creer al mundo.
En 1999, supimos que poco después de estallar la guerra, los soldados norteamericanos asesinaron con ametralladora a cientos de civiles indefensos; entre muchos otros incidentes de este tipo, cientos fueron muertos cuando los norteamericanos volaron, intencionalmente, los puentes por los que estaban cruzando.[9]
Si bien no se trata aquí de hacer una defensa del régimen de Corea del Norte que se caracteriza por el culto a la personalidad, la falta de democracia obrera, la existencia de una burocracia elitista que goza de privilegios, mientras el pueblo ha tenido que pasar por situaciones calamitosas, es necesario también destacar que pese a estas realidades, muchas de las cuales son exacerbadas al extremo por la industria mediática, la República Popular de Corea es un país que si bien se conoce muy poco de él, goza de un alto nivel de desarrollo cultural, deportivo, artístico, nación en la cual el 99% de la población de hombres y mujeres está alfabetizada. De igual manera, los medios nada expresan sobre las declaraciones de la Directora General de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Margaret Chan, quien ha señalado que “el sistema de Salud de Corea del Norte sería la envidia de muchos países en desarrollo debido a la abundancia de personal médico disponible”, indicando que no existe “falta de médicos y enfermeras”.
Sobre Irán, de igual manera ocultan el papel criminal del imperialismo en la defensa de regímenes despóticos y tiránicos antes del triunfo de la Revolución Islámica, así como la ambición que sobre el petróleo de ese país tiene EEUU e Israel, además de ser una zona geoestratégica para el control de Rusia y China.
En los años cincuenta del siglo pasado, EEUU e Israel ayudaron al régimen iraní de ese entonces a crear el criminal servicio de seguridad SAVAK (Organización de Seguridad e Inteligencia Nacional), el mismo que gracias a la CIA se especializó en la práctica de la tortura. El Sha, Mohammed Reza Pahlevi, que había sido derrocado en 1950 por una insurrección popular, fue reinstalado en el poder gracias a los buenos oficios de EEUU, Gran Bretaña e Israel en 1953, gobernando 25 años más hasta el triunfo de la Revolución Islámica en 1979. Durante su mandato, el Sha restableció la propiedad extranjera de la industria del petróleo que había nacionalizado el primer ministro Mossadegh. Ese régimen corrupto y criminal gozó del respaldo de las “democracias” occidentales.
Al igual que se señaló respecto a Corea del Norte, no se trata de hacer una defensa del régimen iraní, dirigido este momento por el presidente Mahmoud Ahmadinejad, el mismo que ha reprimido con dureza las manifestaciones que la clase obrera iraní y muchos sectores de la clase media han llevado contra el régimen despótico, sin desconocer que en muchos de esos levantamientos han intervenido los servicios de inteligencia occidentales. El descontento popular ha sido expresado en grandes manifestaciones y huelgas que por la falta de una dirección política adecuada todavía no han culminado con el triunfo de la revolución iraní, frente al régimen fundamentalista islámico.
Lo que debe quedar claro es el doble rasero de la propaganda del imperialismo y el sionismo para juzgar a otros cuando les conviene, obviar hechos cuando les interesa y ocultar las atrocidades que ellos cometen permanentemente.
11 de julio de 2010
New
Unknown
Constituye un medio alternativo en la Web contra la manipulación mediática y las visiones manipuladas o tergiversadas de individuos u organizaciones al servicio del imperio yanqui. Somos un equipo de investigación y análisis político-social sobre hechos e incidencias que se producen a nivel nacional e internacional para ofrecer una contra matriz de opinión ante el ataque grosero, salvaje y demonizado del proceso revolucionario bolivariano y la Patria Grande.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
La critica es Revolución!!!
los aportes construyen patria!!!