Por ismel enriquez palacios
Venezuela envió esta semana varias señales de desear un entendimiento con Colombia, las últimas en las manos del presidente brasileño, Luis Inácio Lula da Silva.
Chávez ratificó la víspera su voluntad de mantener buenas relaciones con la nueva administración colombiana, tras solicitar a su par brasileño que saludara en su nombre al mandatario entrante, Juan Manuel Santos.
Además, comisionó a su canciller, Nicolás Maduro, para representarlo en la ceremonia oficial de investidura, debido a que canceló su asistencia a finales de julio por la situación de crisis creada con las últimas provocaciones de Bogotá.
Desde que decidió romper relaciones con el gobierno colombiano, Chávez advirtió que lo hacía con pesar, debido a los vínculos históricos de hermandad entre ambos estados, y dejó abierta la puerta a un entendimiento sobre la base del respeto. Su administración sólo le exige a las autoridades neogranadinas la no intromisión en los asuntos internos, el compromiso de no agresión y dejar a un lado los intentos por vincularla en el conflcito interni con las guerrillas de las FARC y el ELN.
El estadista fue más allá e ideó un plan de paz que su canciller se encargó de presentar en la cumbre de la UNASUR celebrada en Quito la semana pasada, y al inicio de esta en el encuentro presidencial del Mercado Común del Sur, en la ciudad argentina de San Juan.
Maduro se regocijó entonces de la forma como el cónclave recibió la iniciativa para avanzar hacia la pacificación de Colombia, pues aunque Bogotá considera el plan una intromisión, el subcontinente lo ve como algo necesario para la estabilidad regional.
De hecho, el propio Chávez acusó al mandatario neogranadino, Álvaro Uribe, de ser el único en contra de la paz en su país, y querer internacionalizar el conflicto interno para servirle a Estados Unidos una razón para intervenir militarmente en Venezuela.
Caracas acusa a Washington de estar detrás del conflicto colombo venezolano, y tuvo que responder en los últimos días a provocaciones del embajador designado de Estados Unidos, Larry Palmer, quien aún sin llegar, habló de guerrilleros en la nación suramericana.
Ante los comentarios del diplomático, que además cuestionaban la moral de las Fuerzas Armadas, el ministro de Defensa, Carlos Mata, aseguró que las tropas mantienen una elevada disposición combativa, garante de soberanía y no reñida con el desarrollo pacífico del país.
En ese contexto llegaron Kirchner y Lula a esta capital, y tras reunirse con Chávez, partieron a la nación vecina para participar en el traspaso de presidencia con un mensaje de buenas intenciones para con el nuevo ejecutivo.
(PL)
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