22 de enero de 2011

La dirigencia opositora es la enemiga del diálogo

Desafortunada brecha política entre las loables intenciones del “diálogo” hoy ensayado por el liderazgo revolucionario y las condiciones objetivas generales que dificultan su real concreción
Jesús Manuel Silva Rivas | Cátedra del Pensamiento Bolivariano y Marxista |


Del discurso de Memoria y Cuenta (15-01-11) del Primer Mandatario nacional, alusivo al año 2010, se desprenden dos aspectos: lo objetivo que se sustenta en las cifras de metas logradas por su Gobierno; y lo subjetivo representado en el exhorto al restablecimiento del diálogo y la cooperación entre dirigentes revolucionarios y oposicionistas en beneficio de los intereses de la nación. Sobre lo objetivo, el pronunciamiento aportó datos que dan fe del éxito de la gestión anual presidencial que fueron pormenorizados por el líder revolucionario.

La difusión mediática de esas exitosas políticas públicas de la Revolución, en el marco de un plan comunicacional del Estado que no dependa exclusivamente de la figura presidencial, tendrá significativa relevancia en la tarea de contrarrestar la descalificación mediática oposicionista que persiste sistemáticamente en invisibilizar ante nuestro pueblo los loables avances en inclusión social y que imputan la comisión de medidas neoliberales al Ejecutivo. En cuanto a lo subjetivo, la invitación presidencial al debate constructivo, a la cooperación en el ejercicio de la función pública entre la dirigencia revolucionaria y la oposicionista, así como su anuncio de abreviar la Ley Habilitante hasta el 01-05-11, para así crear las leyes requeridas pero a la vez despejar prontamente el escenario para que el Parlamento legisle a plenitud, conforman un mensaje tendiente a desmontar la percepción mediática expandida sobre una presunta praxis totalitarista del líder revolucionario en las últimas semanas. Efectivamente, el compendio de leyes aprobadas en sesiones extraordinarias por el parlamento saliente, fue promovido por los medios privados de información como un acto de menosprecio a los reñidos resultados del 26 de septiembre de 2010, de los que se infiere la pertinencia política de reconocimiento a los representantes electos por la mitad del universo votante que optó por una alternativa distinta a la del PSUV y sus aliados. Del mismo modo, urge precisar que ese llamado a trabajar conjuntamente en la solución de los problemas prácticos que apremian a nuestro pueblo, coadyuva a contrarrestar la falacia comunicacional oposicionista respecto a que la dirigencia revolucionaria incurre en una excesiva ideologización que la aleja de las deudas sociales. Luce conveniente tomar esta bandera de la cooperación en nombre del bienestar del pueblo, urge transversalizar (en instancias locales, regionales y nacionales) políticas de concreción a este exhorto a la cooperación entre adversarios en el ejercicio de la función pública, para así desenmascarar y restar adeptos a los factores radicales contrarrevolucionarios cuyos intereses grupales están por encima de los intereses del país. Sin embargo ese llamado cordial expresado tendiente revertir mediante el diálogo, el prolongado radicalismo político ejercido por los dos polos (revolucionario y oposicionista) que se disputan el poder en Venezuela, experimenta el rechazo manifiesto de factores preponderantes en el estamento político opositor que apuestan por la continuación y agudización de la polarización imperante. Ello se desprende de incisivas declaraciones de la dirigencia derechista, verbigracia, la respetable diputada María Corina Machado (cuya ideología no compartimos, pero a quien hemos detectado como la figura más aventajada para asumir la candidatura presidencial derechista en 2012), quien horas después del exhorto constructivo del líder revolucionario, señaló: “hace tres días anunciaban que nos iban a triturar, que no podríamos abrir la boca y ahora nos dicen que podemos conversar, dialogar”. Es importante destacar la ratificación de su exigencia por la inmediata derogatoria de la Ley Habilitante, el nuevo Reglamento de Interior y de Debates y el resto de leyes aprobadas en sesiones extraordinarias durante los días finales del Parlamento anterior, y calificando como “nulos” todos los actos del Ejecutivo Nacional que se fundamenten en este compendio de instrumentos legislativos. En esta ola de pronunciamientos de los mayoritarios partidos oposicionistas AD, UNT, Primero Justicia, enmarcadas todas en la agenda polarizante, confrontativa y de execración del diálogo, aparece como broche de oro en representación del poderío económico privado, Noel Álvarez, Presidente de FEDECAMARAS, quien agregó que el discurso presidencial no respondió a temas económicos que aquejan a la población y que "es necesario demostrar con voluntad y con hechos que se quiere dialogar". El visible consenso de las principales fuerzas partidistas, económicas y mediáticas del oposicionismo en rechazo al “diálogo” confinan actualmente en una situación de peregrinaje político a figuras minoritarias como Alfredo Ramos, cuya petición reivindicativa en materia de pensionados de la seguridad social fue acogida receptivamente por nuestro Presidente, en un acto que pudiera ser descrito como ejemplo de cooperación (diálogo) en el ejercicio de la función pública entre factores adversarios. No obstante, ante lo que pareciera un reacomodo mediático derivado un probable regaño de sus hermanos mayores, Ramos, horas más tarde se plegó al criterio hegemónico de la jefatura oposicionista (descalificación absoluta contra la totalidad de la gestión del Jefe del Ejecutivo) y negación al diálogo, al manifestar: “el presidente habló como si estuviese empezando a gobernar y dibujó un país que no es real, no reconoció la ruina económica (…)” y sigue maquillando las cifras tanto de la pobreza como la del desempleo”. Claramente se comprueba lo que hemos advertido desde nuestra óptica marxista, que el diálogo que anhelamos los revolucionarios se ve severamente dificultado por la lucha entre dos bloques (socialistas y capitalistas) cuyos intereses son recíprocamente incompatibles y contrarios, así como una quinta columna desdichadamente infiltrada en la estructura estatal. Así ha ocurrido desde los tiempos de la época de la esclavitud, pues se trata de una confrontación que ha ocupado la historia de todas las sociedades hasta nuestros días. Y tal como lo hemos subrayado en reflexiones anteriores, el escenario político hace evidente la desafortunada brecha política que existe entre las loables intenciones del “diálogo” hoy ensayado por el liderazgo revolucionario y las condiciones objetivas generales que dificultan su real concreción, lo cual demanda un amplio debate al interior de las fuerzas revolucionarias a los fines de definir e instrumentar el plan coordinado de acciones ideopolíticas idóneas para el logro de la mayor suma de gobernabilidad posible y el triunfo socialista en 2012. (*) Constitucionalista y Penalista. Profesor Universitario. http://jesusmanuelsilva.blogspot.com jesussilva2001@cantv.net

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