Rodrigo Cabezas, presidente del Parlamento Latinoamericano, grupo venezolano. Hoy podemos decir que aunque no hemos derrotado totalmente a la pobreza, la hemos reducido, pasando de un 60% a un 27%;
Ricardo Bajo | Cambio |
Rodrigo Cabezas es economista y presidente del Parlamento Latinoamericano, grupo venezolano. También es coordinador de la comisión de asuntos internacionales del gobernante PSUV (Partido Socialista Unido de Venezuela). Arribó de visita a La Paz para participar de los actos en conmemoración del 2 de febrero de 1999, la llegada al poder hace 12 años del presidente bolivariano Hugo Chávez Frías, fecha histórica que hoy se conmemora en más de 70 capitales del mundo. Aprovechando su estadía en Bolivia, Cambio Político charló con Cabezas sobre Venezuela y nuestra América.
–¿Qué significa esta fecha del día de hoy para Venezuela y el continente?
–Son 12 años de victoria, 12 años de un cambio muy importante para Venezuela y para América Latina, donde los pueblos se han vuelto protagonistas y han colocado en sus manos su destino. Y donde se están haciendo esfuerzos en el campo político, económico y social para construir sociedades mucho más justas, democráticas y radicalmente igualitarias con una visión, en el caso venezolano, de carácter socialista para construir la nueva sociedad que queremos.
–¿Cuáles son las luces de estos 12 años de gobierno de Hugo Chávez?
–La historia reciente de Venezuela está marcada por la firme decisión del Gobierno bolivariano de instalar una política social, radicalmente incluyente. Recibimos un país que tenía aproximadamente el 60% de las familias en situación de pobreza crítica y un 27% en pobreza extrema. Esto se convirtió en el gran desafío del Gobierno. Lo hemos venido haciendo con políticas sociales de inclusión, llamadas misiones, que atienden salud, educación y formación del capital humano necesario. Hoy podemos decir, 12 años después, que aunque no hemos derrotado totalmente a la pobreza, la hemos reducido, pasando de un 60% a un 27%, con la pobreza extrema bajando de ese 27% de antaño a un 7% actual. Ésta sigue siendo una tarea estratégica y estructural de la revolución.
–¿En lo económico?
–En el campo económico pudimos rescatar las materias primas que estaban siendo privatizadas por parte de la oligarquía y sectores sociales que servían a las transnacionales. Hoy en día, Venezuela es dueña de su petróleo, de sus recursos naturales totalmente y para siempre. Tenemos también bajo control estatal, del pueblo, la industria del aluminio, del hierro y del principal centro de telecomunicaciones que había sido privatizado. Esto nos permite tener una fortaleza importante para financiar los programas sociales.
–La manera de hacer política tradicional también experimenta actualmente cambios en Venezuela.
–Sí, en el campo político hemos producido una revolución significativa, desde la elaboración de una nueva Constitución que nos declara país soberano, instalamos la idea del movimiento popular y poder popular, pues la democracia no es sólo convocar para elegir a los mandatarios. Democracia es participación protagónica. Los pueblos organizados en consejos comunales y ahora en las comunas son la fortaleza del sistema político venezolano para ir desmontando y desmitificando progresivamente el Estado burocrático y capitalista que nos dejaron.
Hemos tenido dificultades que no podemos eludir, buena parte de ellas son los sabotajes sufridos por parte de los intereses de las fuerzas conservadores y de derecha, de medios de comunicación y otra buena parte son los procesos de desestabilización que cuentan con el apoyo de Estados Unidos. Pero saldremos adelante. Estamos todos en el esfuerzo de levantar la producción industrial, agrícola y agropecuaria. Este año esperamos recuperar la senda del crecimiento económico y lograr una victoria en las elecciones presidenciales de final de 2012, con la plena confianza de que la revolución bolivariana va a continuar.
–¿Y las sombras?
–Tenemos un desafío en el campo de la economía real que se refiere al tema industrial, la instalación de una base de industrialización para las exportaciones distintas al petróleo merece ahora nuestra atención. Tampoco hemos podido dominar la inflación, tenemos varias aristas que se han confrontado con las políticas económicas del Gobierno, tenemos unos márgenes de ganancia no regulados. Mientras el margen de ganancia en América Latina está sobre el 25%, en Venezuela alcanza el 120%. Hay especulación, acaparamiento y contrabando hacia Colombia, que crea una escasez artificial.
En algunos sectores ha habido baja producción que ha creado también algún nivel de inflación. Este año el reto es levantar la producción agropecuaria e industrial, así si crece la economía equilibraremos la oferta y la demanda. El objetivo es dejar la inflación por debajo del 10% en los próximos tres años. Para que el salario de los trabajadores no pierda capacidad adquisitiva, el Gobierno bolivariano ha incrementando el salario mínimo en cada uno de estos 12 años.
–¿Cuál es la consecuencia para nuestra América y el mundo de esa semilla sembrada en 1999 en Venezuela?
–Hace 12 años, el giro de izquierda y de progresismo que dio Venezuela permitió un efecto de demostración para América Latina, se vio que era posible que los movimientos populares podían construir y ser alternativa al neoliberalismo. La gran lección del giro bolivariano y luego de Brasil, Bolivia, Ecuador, Uruguay, Nicaragua… es que pudimos derrotar al neoliberalismo que había sido sembrado como el pensamiento único. Y los pueblos dejamos de ser el conejillo de Indias, de laboratorio del pensamiento del Fondo Monetario Internacional y sus ajustes que nos condujeron a endeudamiento y empobrecimiento terribles.
Los 594 millones de habitantes de América Latina sabemos que es posible construir otro mundo, que en la política puede haber hombres honestos y jóvenes que, como dice el presidente Evo Morales, estén subordinados al pueblo. Suma a eso una vuelta al multilateralismo en el campo diplomático y una pérdida de influencia de Estados Unidos. Y la posibilidad de plantear la integración más allá de la retórica con el ALBA, punto de inicio de los pueblos para colocar sus potencialidades al servicio del desarrollo común, sin competencia, sin subordinaciones. Este 5 de julio en Caracas viviremos un hito histórico con el nacimiento de la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe, la Celac, que no puede explicarse sin este giro a la izquierda que vivió Venezuela, justamente hace 12 años.
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