Al menos 10 presuntos criminales de guerra nazis, que EE.UU. ordenó deportar, en realidad nunca salieron del país, ha revisado datos del Departamento de Justicia.
Cuatro de estos sujetos siguen viviendo en los EE.UU. hoy en día. Todos siguen teniendo derecho a beneficios públicos como el seguro social, según AP.
La razón de este absurdo legal es simple: mientras que EE.UU. quería deportarlos, ningún país estaba dispuesto a aceptar el 'regalo'.
En concreto se trata de Vladas Zajanckauskas, residente de Sutton, Massachusetts; Theodor Szehinskyj, de West Chester, Pensilvania; Jakiw Palij, de Nueva York; y John Kalymon de Troy, de Michigan.
Todos han vivido en esas áreas durante años, despojados de ciudadanía y bajo orden de deportación, pero disfrutando de la vida rodeados de sus familias y teniendo derecho a seguro social y otros beneficios a costa de los contribuyentes de EE.UU.
EE.UU. puede deportar a personas si existen pruebas que demuestren su implicación en los crímenes de guerra nazis, pero no puede llevarlas a tribunales de EE.UU., puesto que sus crímenes no fueron cometidos en suelo estadounidense.
La responsabilidad de enjuiciar recaería en los países donde se cometieron los delitos. Sin embargo, el obstáculo fundamental ha sido la falta de voluntad política de los países de Europa para aceptar a los deportados.
"Sin lugar a dudas, la mayor frustración ha sido nuestra actual incapacidad, en varios casos, de implementar las órdenes de deportación que hemos ganado en los tribunales federales. No podemos deportarlos porque los Gobiernos de Europa se niegan a recibir a estas personas", señaló Eli Rosenbaum, director durante varios años de la agencia del Departamento de Justicia encargada de investigar casos de criminales de guerra nazis, en declaraciones a un documental filmado en 2011.
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