César Solórzano: Cantv o un dolor de cabeza

Desde hace tiempo vengo dándole largas al tema Cantv. Son muchas las cosas que allí pasan. El objetivo del Gobierno nacional socialista fue y sigue siendo brindar a la ciudadanía un servicio de calidad, eficiente, al alcance de todos y que resuelva los múltiples problemas del pasado.

Ahora bien, nunca se llega a saber cuál es el origen de múltiples problemas que se generan a partir de cualquier diligencia que se emprenda para pedir correcciones de fallas que limitan o entorpecen la comunicación, tema Internet.

Veamos. Con frecuencia las líneas comienzan a no dar señales y cuando acudes a los mecanismos creados para solicitar la ayuda necesaria, las respuestas no faltan: “Hay que chequearlo todo”. Con esas palabras comienza el calvario. “Reporte de nuevo la falla en tres días”, a la novena vez que la reportas, aparece una voz que “impepinablemente” te aconseja hacerlo de nuevo toda vez que los reclamos anteriores desaparecieron del archivo, pues ellos habían dado por seguro que el problema había desaparecido. Esto se repite una y otra vez. Mientras el solicitante se va llenando de impaciencia. De pronto aparece algún técnico, que después de revisar la parte exterior, te asegura que alguna mano experta lo resolverá, porque el problema es interno. Al aceptar comienza el periplo del suplicio y quedas enganchado: un regalito aquí y otro más allá, hacen que todo funcione por un tiempo determinado, hasta que se aproxime alguna temporada de vacaciones colectivas.

Algunas personas optan por irse a otras compañías despotricando del horror que vivió y, en definitiva, la empresa privada –alternativa–se va nutriendo de clientes que se han fastidiado del matraqueo.

¿Quién le pone el cascabel a este gato? ¿Para quién trabaja buena cantidad de esos técnicos, será que reciben con beneplácito aquellos “errores”?, entonces cobran por sus servicios cuatro veces el valor de lo que se supone lógico y que está establecido en la empresa Cantv.

Nicolás afirmó que a este tipo de males le íbamos a caer, también, con todos los hierros.

Los socialistas somos pacientes pero no pendejos.

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