Estados Unidos (EEUU) es el mayor violador de los derechos humanos en el mundo, así lo constatan las atrocidades cometidas dentro y fuera de sus fronteras contra los ciudadanos año tras año. En marzo de 2014, el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) cuestionó a ese país por la violación a los derechos humanos dentro de sus fronteras.
La ONU instó a la Casa Blanca a castigar a los responsables de torturas, frenar el espionaje gubernamental y revisar su política de uso de aviones no tripulados (drones).
En EEUU mueren alrededor de 11.000 personas anualmente por arma de fuego. Según cifras del Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés), en 2013 se usaron armas en un 69,3 % de los asesinatos, un 41 % de los robos y un 21,8 % de las agresiones graves. En ese país son muy comunes los tiroteos en lugares públicos como universidades, cines, plazas, hospitales, debido, entre otras cosas, a la facilidad del acceso del armamento.
En los últimos años, los afroamericanos han sido víctimas de asesinatos raciales. En febrero de 2012 fue asesinado en Sanford, Florida, el joven Trayvon Martin, de 17 años por un guardia de seguridad que lo consideró “sospechoso”. El 30 de abril de 2014, el policía Christopher Manney disparó 14 veces contra Dontre Hamilton, de 31 años, quien estaba desarmado. En julio, Eric Garner, de 43 años, murió luego de ser estrangulado por el policía blanco Daniel Pantaleo. Un mes después, el agente Darren Wilson asesinó al joven estadounidense Michael Brown, de 18 años, en Ferguson, Missouri, San Luis.
En septiembre, funcionarios de la policía de Utah, asesinaron de seis disparos al afroamericano Darrien Hunto, de 22 años de edad. El pasado 22 de noviembre, Tamir Rice, de 12 años, fue tiroteado por la Policía en Cleveland, estado Ohio (norte), cuando el niño se encontraba en un parque de la ciudad y sacó una pistola de juguete. Y luego fue asesinado Antonio Martin, de 18 años de edad, por agentes de la Policía en la región de San Luis, cerca de Ferguson.
En el país norteamericano es usual el confinamiento solitario en las cárceles. Alrededor de 80.000 prisioneros estadounidenses están actualmente en régimen de aislamiento, en calabozos con pobre ventilación y poca o ninguna luz natural, una situación que perjudica su salud física y psíquica. Algunos han permanecido en él más de 40 años, denunció China en 2014, en el informe Registro de los Derechos Humanos en Estados Unidos en 2013.
De acuerdo con este documento, Estados Unidos es una de las naciones que menos garantiza la vida, la propiedad y la seguridad personal de sus habitantes, ya que cada año una de cada cinco personas es víctima de un crimen, la tasa más alta del planeta.
Las cifras de desempleo y miseria -otro atentado a los derechos humanos- han ido en aumento en EEUU. La firma Marotta Wealth Management publicó un informe en 2014 que revela que la tasa de personas sin trabajar en ese país alcanza el 37,2 %; mientras que la miseria está por encima de 14 %. El Departamento de Agricultura de EEUU dijo que uno de cada cinco hogares en EEUU, es decir, el 20% de las familias estadounidenses, sobrevivieron en 2013 gracias a cupones de alimentos que encuentran en revistas, diarios y páginas web.
Además, los estadounidenses están sometidos a vigilancia constante por parte del Gobierno. En 2013 se conoció el uso de programas como Prism o Xkeyscore para el espionaje y recogida de datos de personas a través de celulares, correos electrónicos y hasta la interceptación de llamadas. Con estos datos, las agencias de inteligencia crean perfiles y registran el modo de vida, país de origen, edad, sexo, ingresos de los ciudadanos, violando su privacidad.
A estos crímenes se suman ataques contra libertades básicas. En ese país, manifestar en las calles puede ser penado con seis meses a 35 años de prisión. Asimismo se encarcela a quien amenace, vía redes sociales, al presidente.
Fuera de las fronteras
El espionaje se extendió a nivel global. EEUU vigiló a Gobiernos, Ejércitos, sistema financiero de diferentes países.
Washington además ha sido el autor intelectual y material de intervenciones militares en diferentes países del mundo. Casi todas estas acciones se han llevado a cabo sin la aprobación de la ONU.
En los últimos 15 años se cuenta la invasión a Afganistán (2001). EEUU lanzó una operación para buscar a Osama Bin Laden, acusado por Washington del derribamiento de las torres gemelas de Nueva York. La invasión permanece y ha dejado un saldo de 3.486 soldados muertos, de los cuales 2356 son estadounidenses, según cifra de http://icasualties.org/; así como 17.252 civiles asesinados y más de 29.536 heridos desde que la ONU empezara a recopilar datos estadísticos sobre el asunto desde 2009 hasta 2014.
Irak fue invadida en 2003 bajo el pretexto de la búsqueda de “armas de destrucción masiva que nunca exisitieron. En ese país, al que EEUU entró para darle a su pueblo “libertad”, “democracia” y “seguridad”, han muerto 4.808 militares, 4.489 de ellos estadounidenses. Hasta 2013, a 10 años de la invasión, se calculó en más de 730.000 el número de civiles asesinados, de acuerdo a la organización Opinion Research Business.
Pakistán, Yemen y Somalia son víctimas de ataques estadounidenses desde 2002, bajo el pretexto de acabar con “grupos terroristas”. En estos países es común el uso de drones (aviones militares no tripulados con poder de fuego), que han dejado cientos de civiles asesinados, entre ellos niños y ancianos.
Libia fue escenario de una invasión en 2011, bajo el argumento de detener una supuesta”represión” por parte del Gobierno de Muammar Gaddafi. Además de asesinar al presidente, los invasores destruyeron y dividieron al país; aún no ha llegado la prometida “democracia” y “libertad”.
Siria es otro de los escenarios de los ataques de EEUU y aliados. Desde marzo de 2011, esta nación es atacada por grupos terroristas, financiados desde el exterior. Más de 200.000 personas han sido asesinadas y 12,2 millones requieren de ayuda humanitaria.
En Ucrania en 2014 se llevó a cabo un golpe de Estado diseñado por EEUU. A la fecha, un millón de personas ha sido desplazadas y casi 6.000 han sido asesinadas por la represión del actual Gobierno apoyado por la Casa Blanca.
Antes del 2000, EEUU invadió Granada (1983), Panamá (1989), Irak (1991), Somalia (1993), Yugoslavia (1995 y 1999), Afganistán y Sudán (1998).
Al margen de convenios internacionales
EEUU no ha firmado, adherido o ratificado diferentes tratados internacionales, claves en la ONU, en materia de protección a los derechos humanos; entre ellos, los convenios contra crímenes de guerra ni contra crímenes de lesa humanidad.
Tampoco ha ratificado la convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer; ni la convención sobre los Derechos del niño ni contra la prostitución y pornografía infantil.
De igual manera, no ha ratificado el convenio relativo a libertad sindical, negociación colectiva y sobre edad mínima para el empleo; el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales; y la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad.
Washington tampoco ha ratificado el convenio Internacional para la represión de la financiación del terrorismo, el convenio Internacional para la represión de los atentados terroristas cometidos con bombas, ni el tratado de ONU sobre la prohibición completa de los ensayos nucleares.
Por su parte, esta nación no ha firmado el Protocolo del Pacto Internacionales de Derechos Civiles y Políticos, destinado a abolir la pena de muerte; la convención internacional contra el reclutamiento, la financiación y el entrenamiento de mercenarios; el Convenio para la Represión de la Trata de Personas y de la Explotación de la Prostitución Ajena; ni el Protocolo de Kyoto de la Convención ONU sobre Cambio Climático, pese a ser el mayor emisor de gases del mundo.
Aunado a esto, EEUU suspendió su adhesión a la Corte Internacional de Justicia y al Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional.
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