30 de julio de 2010

Imperialismo y pillaje: a propósito de dos notas sobre Irak y Haití


Imperialismo y pillaje

El pillaje es uno de los rasgos característicos del imperialismo, tanto en su formato “clásico” de finales del siglo diecinueve y comienzos del veinte como bajo su actual “etapa superior”, la globalización neoliberal. Con su poesía y su música incomparable la entrañable Violeta Parra decía en “La Carta” que “el león es sanguinario en toda generación.” (ver el hermoso video en http://www.youtube.com/watch?v=kty2BG3M3nY ) En esa canción Violeta se refería a una dinastía política conservadora de Chile, los Alessandri, pero lo mismo puede decirse del imperialismo: es sanguinario en toda generación. No existe un imperio benévolo, de la misma manera que no existe un círculo cuadrado. No sólo eso: la historia enseña que a medida que transcurre el tiempo el imperialismo es cada vez más sanguinario. Y sobre todo cuando los signos que anuncian su declinación se tornan inocultables, como ocurre en estos momentos. La historia de los imperios anteriores (desde el romano hasta el británico, pasando por el otomano, el portugués y el español) demuestra irrefutablemente que su agresividad se potencia a medida que avanza su descomposición e irreversible decadencia. Por eso es que vivimos en tiempos violentos, y por eso la desorbitada militarización de la política exterior del imperio norteamericano en donde la diplomacia juega un papel cada vez menos importante y la violencia militar asume un rol de creciente relevancia. La decadencia del imperio se refleja también, y por las mismas razones, en su estructura administrativa interna: en el desplazamiento del Departamento de Estado a manos del Pentágono. La irresistible vocación por la rapiña, que es la segunda naturaleza del imperialismo, va acompañada por una no menos incontrolable adicción a la corrupción como forma rápida de enriquecimiento. En su descomposición, el imperialismo prohija toda clase de crímenes, entre ellos la corrupción. Dentro de sus propias fronteras, como la increíble estafa de 65.000 millones de dólares cometida por Bernard Madoff desde una oficina situada en el corazón de Manhattan y a pocos metros de la sede del “organismo regulador” de las operaciones financieras y de bolsa llevadas a cabo en Wall Street: la SEC, Securities and Exchange Commission. Fuera de sus fronteras, y a eso nos referiremos en esta nota, la corrupción salta a la vista en la misteriosa “desaparición” de 8.700 millones de dólares que habían sido destinados a la reconstrucción de Irak. También en el hecho de que apenas el 2 % de la irrisoria ayuda comprometida para la reconstrucción de Haití luego de un terremoto que dejó unos 250.000 muertos llegó efectivamente a ese país, el primero en independizarse de su metrópolis colonialista, Francia, en la gesta de 1804. Los dólares no llegaron, pero el imperio aprovechó la ocasión brindada por el terremoto para instalar una fuerza cercana a los 16.000 soldados y una poderosa flota de guerra en las aguas de ese atribulado país caribeño y, de esa manera, cerrar aún más el círculo de fuego sobre los países latinoamericanos que luchan por su segunda y definitiva emancipación.

Desaparecen US$ 8.700 millones para la reconstrucción de Irak
El Pentágono no puede justificar qué hizo con ese dinero, proveniente del crudo iraquí.
Por Ana Baron
Washington. Corresponsal
(Clarín, Miércoles 28 de julio de 2010)
Al invadir Irak, el presidente George Bush se comprometió a que una vez derrocado Saddam Hussein, Estados Unidos ayudaría a reconstruir el país en el marco de lo que llamaba el “nation building” (construcción nacional).
Ayer trascendió, sin embargo, que el Departamento de Defensa no puede justificar la falta de 8.700 millones de dólares procedentes del crudo iraquí destinados a la reconstrucción de los servicios básicos y al desarrollo de programas de tipo humanitario en Irak.
Nadie sabe con exactitud dónde fueron a parar todos esos millones, lo que ha multiplicado las sospechas de que hubo corrupción.
La noticia provocó un verdadero escándalo. Sólo un día después de que el sitio de internet Wikileak diera a conocer 92.000 documentos sobre la complicada situación en Afganistán, el informe del Investigador Especial de EE.UU. para la Reconstrucción de Irak originó nuevos interrogantes entre los estadounidenses sobre la política exterior del presidente Obama. En el 2009, Estados Unidos gastó, en Irak y Afganistán, 990.000 millones de dólares.
El informe es devastador . La auditoría que hicieron indica que hubo “laxitud” con respecto a la cantidad de fondos empleados “mientras que la población carece de los servicios básicos como electricidad y agua corriente”.
Esto significa que los fondos realmente no llegaron a sus destinatarios. Todo indica que los millones de dólares se esfumaron en el bolsillo de algún funcionario o de algún contratista privado.
La suma representa casi el 96% de los 9.100 millones de dólares que el Fondo de Desarrollo para Irak (DIF) le da al Pentágono para invertir en el territorio iraquí anualmente. El DIF fue creado por la Autoridad provisional de la Coalición presidida por EE.UU. que asumió el gobierno en Bagdad después de la invasión de 2003.
Creado con la aprobación de las Naciones Unidas, el objetivo del DIF es invertir el dinero proveniente de las exportaciones de petróleo, derivados del petróleo y el gas natural, como también de los fondos congelados en cuentas del gobierno iraquí y del programa alimentos por petróleo de la ONU en beneficio de los iraquíes.
“La debilidad en los controles financieros y administración del Pentágono impiden saber dónde fueron a parar esos 8.700 millones de los 9.100 millones que el DIF percibió para la reconstrucción de las actividad en Irak”, dice textualmente el informe que deja entender que la plata desapareció sin dejar rastros.
Como es lógico, el gobierno de Irak está que trina . A finales de 2007, Bagdad ordenó al Pentágono que devolviera los fondos, pero de acuerdo a la auditoria del Investigador Especial de Estados Unidos para la Reconstrucción de Irak, algunas organizaciones del departamento de Defensa se guardaron la plata y en algunos casos la gastaron. En una palabra la plata no puede ser devuelta .
“La falta de controles dejó a los fondos expuestos a un uso inapropiado y pérdidas no detectadas”, denuncia el informe.
“Nuestra auditoria muestra que los registros no están completos. Por ejemplo, el Departamento de Defensa no pudo brindar información para probar cómo gastó 2.600 millones de dólares”, sostiene el texto.
(Nota tomada de http://www.clarin.com/mundo/Desaparecen-US-millones-reconstruccion-Irak_0_306569398.html )

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