Eduardo Tamayo G.
Venezuela actualmente es el blanco principal de la agresión de Estados Unidos: esto no es una conducta paranoica sino que está fundamentada en un análisis de los hechos y de la geopolítica de la región. Esa fue una de las ideas fuerza que se pudo percibir en el panel denominado “nuevo momento de agresión imperial: resistencias y propuestas de paz” que se desarrolló en Asunción, en el contexto del IV Foro Social Américas.
El panel contó con la presencia de la investigadora mexicana Ana Esther Ceceña, la Premio Nobel de la Paz, Rigoberta Menchú, y la directora de Vive TV y ex ministra de Comunicación de Venezuela, Blanca Eekhout. La socióloga ecuatoriana Irene León moderó el debate. Ceceña hizo un análisis geopolítico de la región destacando que si se mira retrospectivamente lo que pasaba hace apenas dos años se podía constatar que los procesos de integración avanzaban muy rápido, especialmente instancias como la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), Petrocaribe, la UNASUR y el Banco del Sur.
Estas iniciativas constituyen un obstáculo para la hegemonía de Estados Unidos, país que ha entrado en una contraofensiva que incluye el ataque a un campamento de las FARC en Ecuador, el golpe de Estado en Honduras, el despliegue de la IV Flota por el Atlántico y en el último año y medio la instalación de nuevas bases militares en Colombia, Haití (con el pretexto de la “ayuda humanitaria” para la víctimas del terremoto), Costa Rica y Panamá.
Según Ceceña, las bases en Colombia no serían 7 sino 13, destacando que prácticamente Estados Unidos puede ocupar todo su territorio, de acuerdo con el convenio suscrito por Alvaro Uribe. Con las tecnologías de punta que maneja Estados Unidos, su aviación puede alcanzar en tres horas cualquier lugar del continente pudiendo desplegar tropas hacia cualquier punto que lo considere necesario. En Costa Rica, Estados Unidos ha instalado 7000 efectivos y 46 barcos, 43 de los cuales son artillados.
En el caso de Venezuela, Estados Unidos intenta instalar un discurso que justifique la injerencia y la agresión insistiendo que “Chávez es un dictador”, “que tiene a la FARC en sus fronteras para atacar a Colombia”, etc. Otro de los argumentos, ya usado en Honduras, es la agitación del fantasma del comunismo por parte de la jerarquía católica.
Ceceña señaló varias evidencias que son motivo de preocupación: el sobrevuelo sobre territorio venezolano de dos aviones estadounidenses que partieron de su base en Curazao; la llegada a Venezuela del salvadoreño Francisco Chávez Abarca, del "grupo" contrarrevolucionario de Miami, que tenía el propósito de realizar atentados antes de las elecciones parlamentarias del 26 de septiembre de este año. Chávez Abarca fue detenido por las autoridades venezolanas y entregado a Cuba para ser juzgado por actos terroristas cometidos en la Isla.
Blanca Ekout corroboró y ampliò el panorama descrito por Ana Esther Ceceña. Señaló que las invasiones de Estados Unidos a América Latina en los últimos dos siglos suman más de mil. Y ello confirma que las amenazas son reales: Estados Unidos, en un contexto de crisis y cuando el “sueño americano comienza a caerse en pedazos”, intenta desbaratar los importantes avances logrados por los gobiernos progresistas en la región. El ALCA fue detenido pero no así el brazo armado del mismo, que es el Plan Colombia.
Venezuela posee las reservas de petróleo más grandes del mundo: apoderarse de esas riquezas es la parte oculta de la estrategia estadounidense. Eso pasó en Irak: el pretexto de las armas de destrucción masiva invocado por George W. Bush para invadir ese país, solo fue solo un montaje, el objetivo era el petróleo iraquí.
La “guerra mediática” es otro de los componentes de la ofensiva contra Venezuela. Blanca Eekhout señala que en 28 días, se ha contabilizado 1600 artículos en la prensa internacional en los que se desacredita y se sataniza al proceso bolivariano y al presidente Hugo Chàvez Frías.
Para impedir que haya una escalada del conflicto de Venezuela y Colombia, el presidente Chàvez se acercó y dialogó con el nuevo presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, sin embargo el peligro no ha desaparecido, porque las bases militares de Estados Unidos continúan presentes en Colombia y otros países, enfatizó Blanca Ekout.
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Eduardo Tamayo G./ALAI/Minga Informativa
22 de agosto de 2010
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