Por Greg Miller
The Washington Post
Miércoles, 22 de diciembre 2010; A15
Traducido por Cubadebate
La CIA ha puesto en marcha un grupo de trabajo para evaluar el impacto de la exposición de miles de cables diplomáticos y de los archivos militares de EEUU en Wikileaks.
Oficialmente, el grupo se llama el Grupo de Trabajo para Wikileaks (Wikileaks Task Force). Sin embargo, en la sede de la CIA, es conocido principalmente por el acrónimo WTF (siglas en inglés de Wikileaks Task Force y de What the Fuck, una expresión vulgar que se traduciría cómo “qué carajo es esto”). La irreverencia es tal vez comprensible en una agencia que se ha mantenido relativamente a salvo de Wikileaks. Sólo un puñado de archivos de la CIA han aparecido en el sitio web Wikileaks, y los registros de otros organismos publicados en Internet revelan muy poco acerca de los empleados de la CIA o de sus operaciones.
Aun así, funcionarios de la CIA dijeron que la agencia está llevando a cabo un extenso inventario de la información clasificada que se distribuyen habitualmente en redes a las que se conectan una docena o más de empleados de la Agencia en todo el mundo.
Y el grupo de trabajo se centra en el impacto inmediato de los archivos recientemente filtrados. Una cuestión es si la capacidad de la agencia para reclutar informantes puede ser dañada por la caída de la confianza en la capacidad del gobierno de los EEUU de mantener secretos.
“El director pidió al grupo de trabajo examinar si la última versión de los documentos de WikiLeaks podrían afectar las relaciones exteriores de la Agencia o sus operaciones”, dijo el portavoz de la CIA, George Little. El grupo está liderado por la contrainteligencia de la CIA, pero la dirección de WTF incluye a dos docenas de miembros de otros departamentos de la agencia.
Para algunos veteranos de la agencia, Wikileaks ha fortalecido la aversión de muchos años en la CIA en compartir secretos con otras agencias del gobierno, una postura criticada después de que fuera identificada la Agencia como uno de los contribuyentes en el fracaso de la nación para evitar los ataques del 11 de septiembre de 2001.
Incluso mientras comparte información, la agencia “no ha capitulado en el negocio de hacer lo imposible para facilitarle información a los extraños”, dijo un ex funcionario de la CIA de alto rango que se retiró recientemente. “Ni siquiera hacer todo lo que dispone la ley sobre información privilegiada. Y por lo general el sistema ha funcionado.”
Tan recientemente como hace dos años, la agencia rechazó un pedido para compartir informes de inteligencia a través de SIPRNET, la red clasificada utilizada por el Pentágono para pasar información de todo el mundo. ”Nosotros simplemente dijimos que no lo íbamos a hacer”, dijo otro ex funcionario de la CIA. “El consenso era de que simplemente había demasiadas personas que potencialmente tenían acceso.”
Los ex funcionarios hablaron bajo condición de anonimato porque no estaban autorizados a discutir las medidas de seguridad de la agencia.
Entre las personas con acceso a SIPRNET era un analista de inteligencia de bajo nivel del Ejército, Bradley E. Manning, quien ha sido acusado de revelar información clasificada y se sospecha que utilizó una simple memoria flash para robar los archivos que fueron enviados a Wikileaks.
La CIA ha tenido sus propios escándalos con las computadoras. Las autorizaciones del ex director de la CIA John Deutch se suspendieron a finales de 1990, después de ser acusado de mantener información clasificada en su computadora doméstica.
Las autoridades dijeron que la agencia también ha tenido dificultades para el seguimiento de los ordenadores portátiles enviados a sus estaciones en el extranjero, así como con la información confidencial compartida con miles de contratistas.
La agencia emplea softwares de seguridad como medida para minimizar la posibilidad de una fuga similar a las que publica Wikileaks. Los Sistemas de la Agencia envían avisos a los administradores cada vez que una gran cantidad de datos son descargados. Y la mayoría de las computadoras de la CIA no están equipados para permitir el uso de una unidad extraíble.
Al preguntarle qué podría suceder si hubiera insertado una memoria USB en la máquina de su escritorio, el ex alto funcionario de la CIA dijo en broma: “Probablemente se abriría una pequeña trampa debajo de mi silla.”
Aun así, expertos de seguridad de la CIA han evadido durante años las implicaciones de cómo impedir que pase información secreta a partir de piezas de papel replicadas en formatos digitales, que podrían ser distribuidas en línea.
“Es una vulnerabilidad enorme”, dijo un ex agente de la CIA de alto rango. “Pero nadie tendría el valor suficiente para hacer lo que Wikileaks ha hecho.”
© 2010 The Washington Post Company
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