El ansia de aprender los convocó y sin sonar campanas adultos mayores, adolescentes, personas con discapacidad, indígenas, privados de libertad acudieron a la voz de "Yo sí puedo", el programa con el que 1.756.250 personas, excluidas del sistema formal de educación, aprendieron a leer y escribir. La Misión Robinson, iniciada hace nueve años (el 28 de octubre de 2003), significó un esfuerzo colectivo a todos los niveles. Transportes civiles y militares aéreos, terrestres y fluviales llevaron a miles de facilitadores venezolanos y cubanos cargados con libros, televisores y videos de "Yo sí puedo" a cada rincón del país.
El pueblo organizado convirtió a Venezuela en una escuela con aulas en las casas de los más humildes, en instalaciones de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, en centros de reclusión, en fábricas. Nobles espacios en los que se han graduado 39.428 indígenas, 7.249 personas con discapacidad, 1.442 privados de libertad y 7.252 venezolanos pertenecientes a las Unidades de Producción Socialista (UPS).
"Es una cosa hermosísima ver como luchan los facilitadores para que la gente se incorpore. Ellos (los maestros) te buscan en tu casa, te convencen y te enamoran para que estudies", expresa Marisol Calzadilla, directora general de la Misión Robinson.
El éxito del método de alfabetización fue reconocido internacionalmente en 2005, cuando Venezuela fuera declarada por la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura), como territorio libre de analfabetismo con 1.482.543 personas graduadas.
Alfabetización al alcance de todos
La misión tiene tres fases en su totalidad. Robinson I consiste en alfabetizar a las personas, enseñándolos a leer y escribir, luego se pasa a Robinson II, que busca la aprobación del sexto grado.
Al finalizar estos dos ciclos el participante tiene la opción de pasar a la Misión Ribas para estudiar bachillerato o incursionar en Robinson III que consiste en participar, de forma permanente, en círculos de lecturas para mantenerse activos con las enseñanzas adquiridas durantes las fases.
Actualmente, son 33.757 facilitadores voluntarios que prestan apoyo a las 246 mil 607 personas que se encuentran en sus aulas de clases.
"Se continúa trabajando con el método del video y en algunos lugares se utilizan pizarras", asomó Calzadilla.
Adicional a esto, los estudiantes cuentan con la biblioteca Robinson, una colección de fácil lectura en la que se encuentran leyendas como El Silbón y La Sayona, los oficios que se hacen en el país, las bondades de arbustos venezolanos, la vida de especies marinas como peces, así como también historias de amor como la de Don Quijote de la Mancha y Dulcinea del Toboso.
El material, busca recoger algunas historias de la literatura nacional y universal que son indispensables en el proceso de aprendizaje de cualquier persona.
Inclusión educativa
La Misión Robinson funciona en conjunto con el Ministerio para la Educación, por lo que el programa es avalado por la máxima instancia educativa." Nuestros certificados los firma el coordinador regional, coordinador nacional y el jefe de las Zonas Educativas", aclaró.
En su noveno aniversario, la misión tiene como objeto continuar en la búsqueda de quienes aun no se suman al proceso de aprendizaje, por lo que la directora comentó que seguirán trabajando con la idea de convertir a Venezuela en una gran aula.
"Hay un residual duro muy difícil que no nos rendimos y seguimos covenciéndolos, son personas de la tercera edad, la mayoría mayor de 60 años, por lo que ha sido cuesta arriba", dijo.
Calzadilla, expresó en entrevista con la Agencia Venezolana de Noticias (AVN) que jamás pensó tener la oportunidad de trabajar con una población tan hermosa y tan agradecida. "La Misión Robinson es para mí un gran regalo".
AVN
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