Un policía de la ciudad filipina de Quezon se echó a llorar en plena manifestación. La imagen, poco usual y muy humana, conmovió a los manifestantes.
En un momento un manifestante extranjero empezó a reprender a un policía en la primera línea, le preguntó por qué estaba agrediendo a la gente: "¿Por qué haces esto? ¿Por qué nos haces daño?".
El agente de seguridad se mantuvo firme: "Yo soy policía, solo estoy haciendo mi trabajo". Dijo que se dedica a mantener la paz, y que tenía órdenes que cumplir.
Yo soy policía, solo estoy haciendo mi trabajo
Sin embargo, el manifestante extranjero siguió preguntándole. El policía no aguantó más la presión, tiró su escudo y comenzó a llorar desconsoladamente.
El extranjero seguía gritándole, pero el agente no podía dejar de llorar. Él intentó contener las lágrimas, pero no pudo.
En medio del caos, dos manifestantes abrazaron al policía y le aseguraron que todo estaría bien. Una mujer lo reconfortó mientras le daba un pañuelo para que se secara las lágrimas.
Segundos más tarde, otros policías se dieron cuenta lo que estaba sucediendo y movieron a su compañero fuera de la primera línea, lejos de los activistas.
Según los medios locales, el agente de seguridad se llama Joselito Sevilla y se trataba de su primera asignación en la dispersión de manifestantes.
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