Chávez fue y es el mejor amigo de Cuba, así lo dicen los cubanos y sus autoridades. En cualquier esquina o plaza que se lance la pregunta sobre él, la respuesta es la misma: El mejor amigo de Cuba. El líder de la Revolución Bolivariana se ganó el corazón de los hijos de Martí, dio su amor a la mayor de las Antillas y ésta supo responderle.
Como agradecimiento a ese sentimiento, los cubanos otorgaron un espacio para preservar y dar a conocer el legado del líder venezolano.
En la Fortaleza de San Carlos, específicamente en el parque Morro Cabaña de La Habana, donde una vez estuvo Francisco de Miranda, se abrió un museo en honor a Chávez.
El lugar cuenta con dos salones. El recorrido comienza con un paseo a Venezuela, a su historia. Los visitantes son recibidos con la expresión: "Venezuela Libre".
Este espacio fue construido a principios de 2013, cuando Chávez, aún presidente de Venezuela, se encontraba en recuperación en La Habana. La idea de concretar este lugar surgió de la entonces ministra del Despacho de Venezuela (actual ministra de la Defensa), Carmen Meléndez, el entonces vicepresidente venezolano (ahora mandatario), Nicolás Maduro, junto con el coronel retirado y ex director del Complejo de Museos Militares de la Revolución Cubana Henry Pérez.
El objetivo de este espacio, con trabajos del arquitecto venezolano Edwin Tenías, era tener un pedazo de Venezuela en la capital cubana. En ese lugar se hace un recorrido por la historia del país, desde nuestros pueblos originarios, pasando por la colonización, la lucha independentista, dictaduras, IV República, hasta llegar al triunfo de la Revolución Bolivariana y la puesta en marcha de políticas de inclusión social que cambiaron el ritmo y rumbo que llevaba el país.
Museo en su honor
El teniente de navío Luis Manuel Barroso, encargado de poner en marcha el museo, precisó que tras la pérdida física del líder revolucionario, en marzo de 2013, se decidió abrir un nuevo salón, en homenaje a quien cambió la historia, el presente y el futuro de Venezuela y contribuyó a hacerlo también más allá de las fronteras nacionales.
El recorrido por este salón, comienza con el Chávez niño, con el hijo que llegó al hogar de Hugo de los Reyes Chávez y Elena Frías el 28 de julio de 1954.
El escultor cubano José Fustes hizo un mosaico de cerámica con el rostro del líder revolucionario que recibe a los visitantes en este segundo salón del museo.
Continuando el recorrido llegamos al espacio del arañero de Sabaneta, el Chávez que salía a vender los dulces de lechoza de su abuela Rosa Inés.
En ese espacio también se cuenta la historia de su entrada a la Academia Militar de Venezuela, hasta donde llegó, más que para ser un militar más, con el objetivo de cumplir uno de sus sueños: Convertirse en pelotero profesional. Esa pasión por el beisbol es recordada en una de las vitrinas de la exposición permanente.
Como se lee en el museo, Chávez no se convirtió en pelotero profesional, pero si en un militar comprometido con su patria y su región. El juramento en el Samán de Güere, sobre un árbol de las tres raíces, Simón Bolívar, Simón Rodríguez y Ezequiel Zamora, es testimonio de ello.
Es así como el recorrido nos lleva a los pensamientos de Chávez y la puesta en práctica de su lucha por cambiar la realidad de Venezuela. La rebelión militar en 1992, cuando se dio a conocer con el "Por ahora", su encarcelación y posterior libertad también son relatadas.
De inmediato, el museo nos recuerda la incorporación de Chávez a la escena política con su participación y contundente victoria popular en los comicios presidenciales de 1998.
La instalación también contiene el legado físico que dejó el líder revolucionario: Constitución Bolivariana, Plan de la Patria, leyes, entre otros documentos.
A su lado está un busto de Chávez esculpido por el cubano Andrés González; una réplica del que fue colocado en la Sierra Maestra, al lado del busto de Bolívar.
Siguiendo la ruta del museo, una serie de láminas nos muestran la historia de Venezuela durante el período en que Chávez estuvo al frente del país. El relato es contado por años, la etapa de 2002y 2003 están en blanco y negro, para recordar el golpe de Estado que dio la derecha contra el líder revolucionario y el sabotaje petrolero que buscaba su derrocamiento.
Integración como bandera
Sigue uno de sus legados más preciados: La integración latinoamericana y caribeña.
Una serie de fotografías bajo el título de El Mejor Amigo de Cuba nos pasean por la relación de Chávez con el líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro, desde el encuentro que tuvieron en 1994, cuando fue recibido en el aeropuerto José Martí de La Habana con honores por él mismo. Otras imágenes relatan la profundización de esa relación entre ambos y la de Chávez con el pueblo cubano.
Así, cómo esta relación, también están las del líder bolivariano con Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner, Mahmud Ahmadinejad, Vladimir Putin, Rafael Correa, Evo Morales, Alexander Lukashenko, Raúl Castro, Luis Inácio Lula Da Silva, Dilma Rousseff, entre muchos otros.
También, las organizaciones integracionistas que Chávez, como promotor e impulsor concretó y consolidó con estos aliados: Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba), Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), Petrocaribe y el Mercado Común del Sur (Mercosur).
En el último espacio es inevitable la conmoción. Su partida física y la gran despedida que le hicieron los venezolanos y miles en el mundo se ve en imágenes.
Pero a su lado, la victoria del primer presidente chavista, Nicolás Maduro, y la continuación del legado del Grande.
Antes de salir nos despide el museo: ¡Hugo Chávez, 1954 – Por Siempre!
Edgar Romero AVN 29/01/2014 10:29
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