3 de febrero de 2014

Hace 15 años Hugo Chávez juró ante “la moribunda” refundar la República


Una olla de presión constituida por la pobreza, las medidas económicas neoliberales y la apatía por la política amenaza con estallar, pero el Presidente pudo darle un cauce pacífico a los anhelos de las grandes mayorías, plantean la abogada María Alejandra Díaz y la periodista Ana María Hernández Ese 2 de febrero de 1999 había muchas expectativas sobre el discurso que pronunciaría el presidente Hugo Chávez. Pero seguro que sus palabras -las que formuló ante el mandatario saliente, Rafael Caldera, y el jefe del Parlamento, Luis Alfonso Dávila- superaron cualquier fantasía.


“Juro delante de Dios, juro delante de la Patria, juro delante de mi pueblo que sobre esta moribunda Constitución impulsaré las transformaciones democráticas necesarias para que la República nueva tenga una Carta Magna adecuada a los nuevos tiempos. Lo juro”. Así habló Chávez, hace justo 15 años, y así abrió el camino que hoy transita el país y que las grandes mayorías avalan con su voto, aunque otra parte del país lo cuestiona.

La abogada María Alejandra Díaz, vinculada con las grandes luchas en el ámbito comunicacional en los últimos tres lustros, recuerda que en 1999 el Presidente asumió un país en el que 80% de la población vivía en pobreza: “Había gente que comía perrarina y hacía teteros con el agua que quedaba de la cocción de la pasta”.

La ingesta de proteínas estaba reservada para una vez al mes, en el mejor de los casos. “Esa era una realidad: los pobres invisibilizados, sin acceso a agua potable, sin acceso a alimentación”, diagnostica. Y además “con una supuesta democracia representativa que se encuadraba dentro del sistema nacional e internacional, que permitía obviar todas las violaciones de derechos humanos que sistemáticamente se hacían en Venezuela durante el lapso de la democracia”.

“Yo he sido traído aquí por una corriente originada en esos hechos. Clamo a todos, los partidarios de nuestra propuesta o nuestro proyecto, los adversarios de nuestra propuesta, los llamo a que jugando cada quien su papel, pensemos primero y antes que nada en el interés del país y en el interés del colectivo, y pongamos en último término el interés de nuestra fracción o el interés de nuestro partido o el interés de nuestro grupo o el interés de nuestra familia o el interés de nosotros mismos. Eso va en último lugar de prioridad. Llamo a todos que esa la norma de trabajo a partir de este mismo instante. Para que podamos polemizar, a regular las perturbaciones compatriotas todos, porque ustedes lo saben, la crisis moral está allí; la crisis económica está aquí. Salgamos a la esquina y la vemos y la sentiremos que nos golpea el rostro y el alma”. Hugo Chávez, 2 de febrero de 1999.
PATRIA QUEBRADA

Chávez, recuerda, encontró “un país quebrado, un país con un sector muy amplio sumido en la pobreza y en la pobreza extrema”, además de “una sociedad despolitizada” y un Estado sin políticas públicas para servicios básicos como el agua potable.

La renta petrolera estaba capturada por élites nacionales y trasnacionales, hasta el punto de que el petróleo bajó a 7 dólares por barril.

Esa olla de presión, con la disconformidad de todo un pueblo, “provocó que Chávez llegara al poder”, y que ganara con una alta votación a su favor, estima-

El Comandante llegó a la Presidencia en brazos de las multitudes “porque dijo la verdad”, subraya la periodista Ana María Hernández, conductora del programa En Pauta, transmitido por el Canal Informativo de RNV.

“En un país en donde nadie asumía responsabilidades Chávez asumió su responsabilidad. Al decir: ‘yo soy el responsable del movimiento militar’ que insurgió el 4 de febrero de 1992, eso hizo que la población creyera en su fuerza, en su liderazgo”, señala.

Además, refleja Hernández, Chávez saltó a la palestra pública con un discurso bolivariano que resaltaba los ideales del Padre de la Patria, aun cuando era muy conocido en los pueblos de Apure y de otras zonas del país -donde estuvo destacado como oficial- por su defensa de los más pobres. “Era el padrino de las fiestas patronales, el militar que se preocupaba porque las escuelas estuviesen atendidas”.
POLÍTICA CARA A CARA

Una vez que sale de la cárcel en 1994, Chávez comienza un recorrido -que él mismo describió como el encuentro con las catacumbas, con la pobreza, con el pueblo ignorado- que le permite conocer las necesidades cara a cara. “Era un ejercicio de la política distinto: no era ofrecerte que si tú votabas por mí yo te iba a dar techo o yo te iba a dar comida”, diferencia la comunicadora. Por el contrario, se trabaja de la concienciación en pro de “una Venezuela mejor, una Venezuela para el pueblo, con el pueblo”. Ese, recalca Hernández, era un elemento ausente del discurso de otras candidatas y otros candidatos de la época. El líder bolivariano “rompió con el molde de la política tradicional”.

Chávez se había labrado no solo una preparación militar, sino académica, reconoce la periodista: “Recordemos que tenía estudios tanto en la Universidad Central de Venezuela como en la Universidad Simón Bolívar”. Sus aportes intelectuales quedaron por escrito. “El Libro Azul, el ideario para fundar ese movimiento político, también traza las líneas de una Venezuela que sea más social, en la que el pueblo reciba mayores beneficios y la razón se la ha dado la historia”.

“Yo estoy seguro que ese pueblo que está allí resucitado va a buscar sus caminos, hoy recuperó credibilidad en una oferta, en una propuesta, en un camino, si la perdiera mañana esa fuerza, así como el agua, va a buscar salida. Por eso imploro la voluntad, la buena voluntad de todos para que entre todos le demos cauce a la revolución necesaria, porque es necesaria en lo social, en lo económico, en lo político, en lo ético. Tenemos que revolucionarnos, incluso nosotros mismos, es hora de oír a Bolívar de nuevo y ahora es cuando los venezolanos van a oírme hablar de Bolívar, porque ese es el faro”. Hugo Chávez, 2 de febrero de 1999.
NO HABÍA OPCIÓN

A criterio de Díaz, Chávez no tenía otra opción que jurar sobre “la moribunda” e iniciar un proceso de refundación. El Comandante “tenía primero que lograr recomponer el tejido político del país”, sentencia y recuperar la dignidad popular.

La abogada reivindica que Chávez enseñó a las grandes mayorías “a mirar hacia arriba, con hidalguía, con la cabeza erguida, con orgullo de ser venezolano, con dignidad”. A su juicio, es probable que en los sectores de clase media todavía no se entienda con profundidad el antes y el después de Hugo Chávez.

En ese camino de refundación de la República calcula que “nosotros no hemos desarrollado ni siquiera 50% de ese contrato social que Chávez nos dejó, que es la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela”. El país transita, de acuerdo con su análisis, “del modelo de la democracia representativa hacia la democracia participativa, de los postulados de la democracia neoliberal burguesa a una democracia que tiene que ver con el Estado social de derecho y de justicia”.

El Comandante refundó la República y además “sentó las bases fundamentales para el desarrollo del Estado social, que es el modelo ideal” que planteó.

Analiza que probablemente fue el devenir de la historia lo que convenció a Chávez de que la tercera vía -esgrimida por algunos pensadores europeos- no era posible, “y entonces planteó el socialismo como contraposición a un modelo capitalista salvaje, que además fue criticado por gente de distinto pensamiento”.

Los hechos le dan la razón a Chávez, porque ahora en Venezuela el pueblo tiene seguridad social “mientras en los denominados países desarrollados y de Europa el pueblo está perdiendo todos los beneficios sociales que había logrado a través de muchísimos años”.

“Le hago un llamado a todos los venezolanos que tienen capitales en el exterior. ¡Piénsenlo! El país necesita capitales. ¡Vengan aquí! Claro, me refiero a los capitales bienhabidos. Los otros difícilmente vendrán, a menos que de verdad hagan un mea culpa. Ojalá lo hagan, también los llamo: Vengan, entreguen lo que se llevaron y asuman su responsabilidad.Yo creo que tengo algo de moral para pedirlo. Yo un día hice algo, entregué lo que me llevé: mi fusil, y aquí estoy. «Asumo mi responsabilidad, hagan conmigo lo que quieran». Cada quien asuma su responsabilidad. Necesitamos un proceso económico urgente de acumulación de capital nacional. Estamos descapitalizados, señores”. Hugo Chávez, 2 de febrero de 1999.

¿CULPABLE DE LAS DIVISIONES?

“Una de mis principales tareas queridos amigos y así la asumo, es decir las verdades en las que creo, porque la verdad, la verdad verdadera, sabemos nosotros los católicos que la tiene Dios. Pero las verdades de las que uno está convencido, yo las voy a decir, de diversas maneras”, expresó Chávez en su discurso de toma de posesión.

Dirigentes y analistas opositores estiman que fue Chávez el presunto responsable de las divisiones en el país. A este señalamiento, Díaz responde que en realidad el Comandante “develó el conflicto social que los medios de comunicación apaciguaban”. En el país había una olla de presión y el líder bolivariano “fue una válvula dentro de esa insatisfacción social” que motivó su llegada al poder.

Entonces, “¿cómo le van a echar la culpa a Chávez, si Chávez lo que hace es develar precisamente el conflicto social?”. Díaz puntualiza que una de las características “de la manipulación de los medios de comunicación es precisamente ocultar el conflicto social y mostrarnos que todo está bien”, pero a eso Chávez dijo que no, que no estaba bien y que había un gran malestar en las grandes mayorías.

El discurso del dirigente bolivariano era confrontativo, admite, pero lo atribuye a la estigmatización a la que fue sometido. “Lo que pasa es que Chávez decía la verdad y a los medios no les gustaba que Chávez dijera la verdad y se encargaron de estigmatizarlo”.

Para la abogada, “si alguien es culpable en este país de la división son los medios de comunicación que estigmatizaron a un sector de la población: ‘los chavistas son desdentados, sucios, generalmente son ladrones’. Ese es el encasillamiento al cual nos sometieron los medios de comunicación en este país”.

Hernández pone la división entre comillas, y viaja hasta el pasado del siglo XX, con dictadores como Juan Vicente Gómez y Marcos Pérez Jiménez; también hace alusión al régimen puntofijista, durante el cual se registraron hechos como las desapariciones forzosas y las torturas. “Entonces, ¿de qué división estamos hablando?”, se pregunta.

“Unidad, unidad, esa tiene que ser nuestra divisa. Que Dios nos acompañe, no solamente al Presidente Chávez sino que Dios acompañe a todo el pueblo de Venezuela en este momento estelar que estamos viviendo, en este momento de resurrección”. Hugo Chávez, 2 de febrero de 1999.
T/ Vanessa Davies

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