5 de septiembre de 2014

EEUU retoma acusaciones sobre armas químicas contra Siria


La anunciada campaña de Washington contra el Estado Islámico (EI) -organización fundamentalista que opera en Iraq y Siria- y la probabilidad de que los extremistas se apoderen de agentes peligrosos supuestamente no declarados constituyen el pretexto esgrimido Estados Unidos retomó sus acusaciones contra Siria en el tema de las armas químicas, postura que devuelve a la palestra el escenario de intervención militar en el país levantino.

La anunciada campaña de Washington contra el Estado Islámico (EI) -organización fundamentalista que opera en Iraq y Siria- y la probabilidad de que los extremistas se apoderen de agentes peligrosos supuestamente no declarados constituyen el pretexto esgrimido.

A propósito de una sesión del Consejo de Seguridad de la ONU celebrada la víspera, la embajadora norteamericana ante Naciones Unidas, Samantha Power, sugirió que Damasco pudiera ocultar armas químicas al programa internacional de desmantelamiento, “existiendo la posibilidad de que los islamistas se apoderen de ellas”.

Las declaraciones de Power, quien preside este mes el Consejo, tuvieron lugar después del análisis a puertas cerradas en el órgano de 15 miembros del reciente informe de la Misión Conjunta de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) y la ONU, creada el año pasado para supervisar la eliminación de las sustancias existentes en Siria.

Según la responsable de ese equipo, Sigrid Kaag, la nación árabe destruyó el ciento por ciento de los agentes priorizados y el 96 por ciento del total, y están en curso los preparativos para desmantelar 12 instalaciones de producción.

La Misión Conjunta trabajó con el gobierno del presidente Bashar al Assad en el programa acordado por el Consejo de Seguridad hace casi un año, colaboración reconocida por la diplomática holandesa.

Kaag explicó a la prensa que el próximo 1 de octubre la OPAQ y la ONU comenzarán la destrucción de la docena de instalaciones señaladas, siete hangares y cinco túneles.

Damasco ha ratificado su compromiso con el desmantelamiento de los peligrosos artefactos, en sintonía con su adhesión en 2013 a la Convención de Armas Químicas.

Sin embargo, la Casa Blanca insiste en desconocer los esfuerzos sirios para cumplir con el proceso acordado en el Consejo, pese al complejo escenario derivado del conflicto.

En ese sentido, Power desconoció aquí el compromiso de eliminar los agentes y reiteró las acusaciones de que al Assad bombardea de forma indiscriminada a la población civil.

La postura siria de incorporarse a la Convención de Armas Químicas y de declarar los agentes para su posterior erradicación, así como las gestiones de Rusia, impidieron una intervención militar estadounidense en el conflicto desatado en 2011, caracterizado por el accionar de extremistas y mercenarios apoyados por occidente y algunos países árabes.

Washington acusó al gobierno de al Assad de gasear a civiles, y amenazó con una agresión.

El empleo de armas químicas en Siria fue confirmado por un equipo de científicos creado por ONU para investigar los alegatos de uso de sustancias venenosas, pero sin responsabilizar a alguna de las partes enfrentadas.

De acuerdo con el reporte final de los expertos, se recolectaron evidencias “claras y convincentes” de la utilización de sarín en Ghouta, el 21 de agosto de 2013, así como elementos que apuntan al probable uso de armas químicas en Khan al Asal, Jobar, Saraqueb y Ashrafiah Sahnaya, aunque sin corroborarlo por la falta de pruebas determinantes.

Rusia y Siria atribuyeron el lanzamiento de gases letales a una conspiración destinada a propiciar la intervención de Estados Unidos, que finalmente aceptó una iniciativa de Moscú y el establecimiento en el Consejo de Seguridad del programa supervisado por la Misión Conjunta OPAQ/ONU.

Después de las nuevas acusaciones de Washington vuelve a manejarse en medios de prensa y círculos diplomáticos el lenguaje belicista de la administración de Barack Obama, quien ya autorizó al Pentágono realizar vuelos espías sobre Siria.

Las operaciones con drones y otras aeronaves estarían dirigidas a vigilar los movimientos de los fundamentalistas del Estado Islámico, pero son consideradas por el diario The New York Times y no pocos analistas la antesala de una posible intervención militar.

Fuente/Prensa Latina

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