LIBRERED / TELAM – Tropas de la Guardia Nacional comenzaron a patrullar mientras la policía bloqueaba calles y bomberos apagaban incendios, luego de que la ciudad se viera sacudida por violentos disturbios raciales tras los funerales de un joven negro muerto mientras estaba detenido en una comisaría. Tropas de la Guardia Nacional comenzaron a patrullar hoy Baltimore mientras la policía bloqueaba calles y bomberos apagaban incendios, luego de que esa ciudad de Estados Unidos se viera sacudida por violentos disturbios raciales tras los funerales de un joven negro muerto mientras estaba detenido en una comisaría.
El presidente Barack Obama se refirió hoy por primera vez a la situación en Baltimore y dijo que “no hay excusa para ese tipo de violencia”, que “es contraproducente” y que “no es una protesta ni una manifestación”.
“Si algunos individuos toman barras y comienzan a golpear para abrir puertas y saquear, no protestan. No hacen ninguna declaración. Están robando”, agregó en una conferencia de prensa conjunta con el primer ministro japonés, Shinzo Abe, según reprodujo la agencia de noticias DPA.
Mientras la tensión sigue creciendo en Baltimore, un joven negro murió baleado por la policía de la ciudad de Detroit, que informó se trató de un sospechoso de un robo armado contra un repartidor de pizza que sucedió hace casi un mes, según publicó el diario local The Detroit News.
El joven fue identificado como Terrance Kellom, de 20 años de edad, falleció ayer y, según informó la propia policía local, estaba en su casa y tenía encima un martillo cuando le dispararon.
Una organización local anti racismo ya convocó a los ciudadanos de Detroit a salir a marchar a las calles, como lo hicieron decenas de miles en Ferguson, Nueva York, Baltimore y otras ciudades de Estados Unidos en los últimos meses.
Pasada la medianoche, los desórdenes que comenzaron en la parte oeste de Baltimore ayer por la tarde, cerca del lugar en el que Freddie Gray, de 25 años, fue arrestado y subido a una camioneta policial a principios de mes, se extendieron a la zona este de la ciudad y a barrios cercanos al centro de la urbe de 620.000 habitantes.
El estallido de violencia y tensión racial está considerado uno de los más graves desde las protestas que siguieron a la muerte de Michael Brown, un joven afroamericano que murió baleado por un policía blanco en Ferguson, Missouri, en agosto pasado, durante un altercado y mientras estaba desarmado.
La Casa Blanca, que envió a funcionarios a los funerales de Gray, informó ayer que el presidente Barack Obama se comunicó con las autoridades de Baltimore para ofrecerles ayuda.
Al menos 15 policías resultaron heridos, incluyendo a seis que fueron hospitalizados, según informó el departamento de Policía local.
Un total de 114 autos y 15 edificios fueron incendiados, mientras que 202 manifestantes fueron detenidos, informó un vocero del gobierno de Baltimore.
Imágenes tomadas por un helicóptero de la cadena de TV local WJZ-TV mostró hoy a bomberos que combatían grandes llamas que salían de un edificio.
El 12 de abril pasado Freddie Gray fue detenido por dos agentes de la Policía de Baltimore, luego de cruzar miradas con uno de ellos y comenzar a correr.
Según el relato oficial de la Policía, los dos agentes le encontraron una navaja, algo ilegal en el estado de Maryland, y por eso lo arrestaron. En el proceso, Gray resultó herido en la columna y, pese a que lo pidió varias veces, los policías nunca lo llevaron ante un médico y sólo lo hicieron revisar por un paramédico.
Sin asistencia médica, el joven falleció una semana después, aún bajo custodia policial.
Las autoridades estatales y locales prometieron restablecer la calma en Baltimore, en el noreste de Estados Unidos, pero rápidamente se vieron forzados a responder a cuestionamientos sobre si su respuesta inicial a los incidentes había sido la adecuada.
La intendenta de Baltimore, Stephanie Rawlings-Blake, fue criticada por los medios por haber tardado varias horas en pedirle al gobernador que declarara el estado de emergencia, mientras que el propio gobernador insinuó que debería haberlo hecho antes.
Rawlings-Blake dijo que las autoridades creían que ya tenían bajo control las protestas que se habían desatado el fin de semana, cuando 34 personas fueron detenidas y seis policías resultaron heridos en disturbios iniciales por la muerte de Gray.
“Creo que habría sido inapropiado llamar a la Guardia Nacional cuando lo teníamos bajo control”, señaló la intendenta, citada por la cadena CNN.
Pese a las críticas, tanto la intendenta como el gobernador fueron respaldados públicamente por Obama.
La fiscal general Loretta Lynch, en su primer día en el cargo, dijo ayer que enviará a funcionarios del Departamento de Justicia a Baltimore en los próximos días.
Las autoridades locales impusieron un toque de queda de una semana en la ciudad desde hoy, que se prolongará desde las 22 hasta las 5, anunció Rawlings-Blake.
Las escuelas de Baltimore hoy no dictaron clases.
La general Linda Singh, de la Guardia Nacional de Maryland, dijo anoche que hasta 5.000 efectivos estarán disponibles para patrullar las calles de la ciudad.
De su lado, la policía local informó que ya hizo una solicitud formal de que se envíen a Baltimore a 500 agentes adicionales.
La policía no quiso decir aún si los seis policías involucrados en el arresto de Gray, que han sido suspendidos con goce de sueldo mientras se los investiga, eran blancos o negros.
Familiares de Gray dijeron que aunque están enojados y quieren respuestas, la violencia no es el camino.
“La violencia está mal. No me gusta para nada”, dijo la hermana melliza de Gray, Fredericka.
Horas antes de los disturbios de ayer, unas 2.500 personas desbordaron la capacidad de una iglesia bautista para despedir los restos del joven.
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