La líder del movimiento popular revolucionario, Lina Ron, nació el 23 de septiembre del año 1959 en Anaco, estado Anzoátegui. Su trabajo de base se enfocó en la atención de los más pobres, rescatando el humanismo y lo esencial de ser revolucionario. Fue una de las militantes más queridas por el pueblo y por el Comandante Eterno Hugo Chávez, a quien le profesó lealtad absoluta.
El sitial de su lucha social incansable estuvo siempre en la calle, para que “los más desposeídos no fueran víctimas eternas de algunas personalidades representantes de la oligarquía y el imperialismo en Venezuela”, refiriéndose a la sociedad Sambil, término que utilizó para nombrar a la rancia oligarquía criolla.
Ron fue una de las activistas más fuerte en la campaña electoral por la reelección del presidente Hugo Chávez. El pueblo la empezó a conocer por un acto frente a la embajada de Estados Unidos en Caracas a raíz de los hechos del 11 de septiembre de 2001. En cada marcha o concentración donde aparecía, recibía amor y odio a su paso: amor desde aquellos que llevan la Revolución en el corazón y el odio por parte de la burguesía apátrida y traidora de sus ancestros.
En el año 2004, fundó el partido Unión Popular Venezolana (UPV), una tolda que desde sus inicios demostró apoyo irrestricto e incondicional a la revolución del Comandante Chávez.
Chávez la consideraba “parte del ejército aquel de Manuela Sáenz, la libertadora del Libertador, la libertadora del pueblo” y manifestó que la dirigente encarnó la lucha heroica de la mujer venezolana.
Podemos decir que el amor de Lina por el Comandante era tal, que muchos revolucionarios hablan del hecho curioso que ella también también se fue un 5 de marzo, para ser la guardiana de Chávez en los cielos.
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