La Policía noruega dijo desconocer si el ultraderechista Anders Behring Breivik contactó por teléfono con la central del distrito para rendirse media hora antes de ser capturado en la isla de Utoya, donde mató a 69 personas.
Según afirmó hoy el diario “VG”, Breivik logró hablar a las 17.59 del 22 de julio con un agente de guardia en la central de operaciones de Buskerud y pidió entregarse al cuerpo especial “Delta”, pero recibió una respuesta que no entendió y, tras probar de nuevo a llamar sin éxito, decidió continuar con los disparos. El fundamentalista cristiano aseguró a su abogado que se tomó una pausa en medio de la masacre para hacer hasta diez llamadas, aunque sólo dos veces pudo hablar con algún agente.
“Hemos recibido el registro de llamadas del distrito policial del sur de Buskerud, donde hay una llamada, probablemente del acusado. Esa llamada ya la conocíamos y fue recibida poco antes de la detención. Desconozco que haya habido otras conversaciones”, afirmó en rueda de prensa en Oslo Christian Hatlo, portavoz policial.
Hatlo añadió que la Policía noruega ha pedido los registros telefónicos de otros distritos próximos a Oslo, incluido el del norte de Buskerud, y que tanto la defensa de Breivik como los abogados de los supervivientes y de las familias de las víctimas podrán tener acceso a este material más adelante.
La Policía de Oslo envió hoy a los tribunales una solicitud para que la vista de este viernes, donde se decidirá alargar o no el régimen de aislamiento otras cuatro semanas para Breivik, se realice a puerta cerrada, en consideración a la investigación.
Un juez de Oslo decretó el pasado 25 de julio prisión preventiva de ocho semanas para Breivik, de 32 años, aunque el régimen de aislamiento sólo puede ser cada vez de un máximo de cuatro, de ahí que sea necesaria una nueva vista para prolongarlo.
Hatlo señaló además que Breivik no ha sido sometido a nuevos interrogatorios desde que el día 13 fue llevado a Utoya para participar en una reconstrucción de la matanza.
Los próximos interrogatorios se centrarán en sus vinculaciones con “posibles cómplices”, declaró Hatlo.
En el doble atentado perpetrado por Breivik murieron 77 personas, ocho de ellas por la explosión de un coche bomba en el complejo gubernamental de Hoyblokka en Oslo y las otras 69 en el posterior tiroteo en el campamento de las Juventudes Laboristas en Utoya.
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