El 4 de mayo de 1962, agentes de agentes de la Dirección General de Policía y grupos de choque del bipartidismo (AD y Copei) entraron al liceo armados y arremetieron contra estos jóvenes pertenecientes al movimiento estudiantil Este lunes se cumplen 53 años de la masacre del Liceo José Miguel Sanz en Maturín, capital del estado Monagas, al oriente del país, donde Alberto Millán, de 18 años y José Guerra de 19 años, fueron asesinados por las fuerzas de seguridad del Estado, en una época en que los movimientos sociales y estudiantiles eran perseguidos y desaparecidos por los gobiernos de la IV República.
“Los muchachos solo eran estudiantes, que solo se dedicaban a estudiar. Eran niños llenos de sueños. AD y Copei estuvieron juntos en esa masacre” expresó César Millán, hermano de Alberto Millán, en una entrevista ofrecida en 2013 al canal Venezolana de Televisión.
El 4 de mayo de 1962, agentes de agentes de la Dirección General de Policía (Digepol, cuerpo que antecedió a la Disip), y grupos de choque del bipartidismo (AD y Copei) entraron al liceo armados y arremetieron contra estos jóvenes pertenecientes al movimiento estudiantil. Además de la muerte de Millán y Guerra, hubo 17 heridos.
Los grupos armados, tras asesinar a estos jóvenes, tenían en otra salón de la institución a un total de 17 jóvenes más, los cuales-contó Millán- iban a ser fusilados de no ser por la intervención a tiempo del teniente Héctor Carvajal Sequera, hoy coronel retirado.
Soraima Pelayo Zamora, fue una de las jóvenes que estuvo a punto de ser fusilada en esa masacre. “Nos iban a fusilar, me iban a fusilar a los 14 años, faltó poco, pero un teniente de la Guardia Nacional y su grupo se metió y dijo que esa vaina no la podían hacer”, dijo.
Esta masacre fue silenciada por los medios de comunicación y no se logró hacer justicia, incluso el juicio realizado a los responsables fue manipulado para no castigar a los culpables, denunció César Millán.
“Hubo un juicio que tenía todo preparado, argumentaron que fue una bala perdida que le entró (a Alberto Millán) y que la misma bala mató a Rafael Guerra, todo fue preparado para que no se acusara a nadie de homicidio”, explicó.
El pasado mes de marzo, el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) dictaminó reabrir y tramitar la causa penal sobre los homicidios de los estudiantes Millán y Guerra.
El TSJ indicó que es imprescindible la reapertura del expediente, puesto que ambos homicidios “constituyeron violaciones graves a los derechos humanos, en los términos de los artículos 29 y 271 de la Constitución”.
T/AVN
F/Archivo
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