6 de enero de 2016

Ramos Allup: un caso perdido

El nuevo jefe de la Asamblea Nacional tiene un pasado que incluye una prolongada pasantía como líder parlamentario en la Cuarta República, vínculos con sectores empresariales y hasta acusaciones de enviar matones a golpear a sus adversarios dentro de su propio partidos.
Con 72 años de edad, cumplidos en octubre pasado, el abogado Henry Lisandro Ramos Allup, electo ayer presidente del parlamento venezolano, ha desarrollado una compleja y llamativa red de relaciones con los principales factores políticos y económicos que hacen vida en la nación sudamericana.
  
 
Pese a eso en 2006 la embajada estadounidense en Caracas, no dudó en calificar al secretario general del partido socialdemócrata como poco creativo, grosero, áspero, arrogante y hasta repulsivo, según un cable filtrado en 2011 por la organización Wikileaks y titulado Acción Democrática: un caso perdido.
 
 

Nacido en 1943 en Valencia, capital del estado Carabobo, en el centro del país y a unos 160 kilómetros de Caracas, es hijo del médico Emilio Ramos Rached y de Amanda Allup, ama de casa caraqueña. Sus dos padres son de origen libanés, por lo que está relacionado con familias como los Sayegh, vinculados con el negocio inmobiliario y de construcción, o Yéspica, médicos con actividad empresarial en el sector salud.

Ramos Allup inició su actividad política desde su estado natal, donde además estudió Derecho y se hizo abogado en la Universidad de Carabobo. Fue diputado regional y luego ocupó un curul en el antiguo Congreso Nacional, acumulando 27 años como parlamentario, hasta el año 2000, de acuerdo con una nota publicada por la Agencia Venezolana de Noticias.

 
Como parlamentario nacional fue el jefe de la fracción parlamentaria de su partido al menos en los últimos años de la llamada cuarta república y previamente había sido el segundo a bordo. Y su actuación política se caracterizó siempre por se típica de quien controla el “aparato” partidista.
                                                                          
“Logró escapar casi ileso de su Valencia natal, tras reñir con los hermanos Celli, amos y señores de AD en Carabobo en esos tiempos del reinado de los dinosaurios” refiere el periodista Clodovaldo Hernández, al hacer un perfil en primera persona de sus contactos con el veterano político.

Y agrega que “desarrolló la capacidad de entenderse con los bandos internos: fue lusinchista y defensor acorazado de Blanca Ibáñez, y también fue perecista y defensor militante del paquetazo de 1989”.

En 1998, ante el inminente triunfo de Hugo Chávez, participó en el proceso por el cual desalojaron al candidato y fundador de AD, Luis Alfaro Ucero, para darle su respaldo al postulado por el partido Proyecto Venezuela, el empresario carabobeño, Henrique Salas Romer, apodado electoralmente con “Frijolito”, en un fallido intento de la derecha por detener al chavismo.

Para el año 2000 se enfrenta a un sector de Acción Democrática, y logra quedarse con el control del partido a través de una decisión del Consejo Nacional Electoral. Aprovecha su poder y expulsa a dirigentes que lo enfrentaban como Timoteo Zambrano y el exgobernador merideño William Dávila. En esas confrontaciones el partido blanco (por su color tradicional) se divide y da origen a otras organizaciones como Alianza Bravo Pueblo y Un Nuevo Tiempo.
    
Si bien Ramos Allup no firmó el decreto golpista en 2002, su participación en la conspiración fue confirmada por el mismo cuando en 2011 le confesó a Clodovaldo Hernández, en una entrevista publicada en el diario Ciudad Ccs, que el proyecto de decreto fue conocido por todos los factores de la oposición una semana antes de la asonada.

Su papel como conductor de la oposición radicalmente antichavista fue fundamental a lo largo del periodo postgolpista. En 2004, tras el intento de revocar el mandato de Chávez, fue el vocero de las denuncias de fraude en el referendo y prometió presentar las pruebas en las siguientes horas, lo cual nunca hizo.

Y en el año 2005 habría sido el principal impulsor de la decisión de los partidos del antichavismo de no participar en las elecciones parlamentarias de diciembre de 2005, tal como lo señala el informe del embajador estadounidense Brownfield, revelado por Wikileaks.

Sin embargo en 2010 se empeñó en asegurar la participación unificada de la oposición en los comicios legislativos de octubre de ese año. Sin embargo no dejó de utilizar su estilo “grosero y repulsivo”, como lo definía el diplomático gringo desde 2006.
  
 
De ese ultimo período son sus adjetivos de “señoritos lechuginos, petimetres y mariposones”, con los que describía a sus competidores del partido Primero Justicia, con cuyos votos, paradójicamente, conquista la presidencia de la AN.

Esa actuación ofensiva al parecer no si limitó al lenguaje, sino que también se expresó con agresiones físicas, según la denuncia pública del internacionalista Daniel Lara Farías, quien mantiene una dura oposición dentro de AD a su lider máximo. En octubre de 2014 un motorizado le dió un batazo al salir de la emisora RCR 750, donde conduce el programa “Y así nos va”, hecho del cual Ramos Allup fue el autor intelectual, según lo dice el propio productor radial en una nota publicada en el sitio web web La Cabilla, donde activistas socialdemócratas se pronuncian “Por una AD libre y de los adecos”.
 
Henry Ramos Allup está casado con Diana D’Agostino Casado, hija de un importante constructor de origen italiano, Franco D’Agostini. A partir de la relación familiar las empresas del grupo surgido en los años 70 recibieron importantes contratos de obras públicas, según se puede verificar en el historial de proyectos ejecutados. 
 
Entre otras la construcción de tramos de las autopistas de Oriente (Rómulo Betancourt), José Antonio Paéz, en los llanos oocidentales, el complejo hidroelectrico Leonardo Ruiz Pineda, en Táchira, la rehabilitación de las carreteras de Los Llanos y el montaje de peajes y sistemas de recaudación en el estado Miranda, durante los gobiernos del socialcristiano Enrique Mendoza en esa entidad.

Asimismo la hermana gemela de Diana, Dora D’Agostini, está casada con el ejecutivo del grupo 1BC, Eladio Lárez, quien fue presidente de RCTV, y se atribuye a la intervención de Ramos Allup la renovación de la concesión televisiva en 1987, durante el gobierno de Jaime Lusinchi, pese a la confrontación que mantuvo el exmandatario con el jefe de la corporación, Marcel Granier.

VICTOR HUGO MAJANO/CIUDAD CCS

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